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Comer el potorro: un acto de dogmático amor y respeto
Porque aquí he venido a hablar de uno de los mejores ejercicios festivos que se puedan hacer en esta vida: comer un potorro. Y, como Vicisitud y Sordidez es, a veces, muy pocas veces, raramente, casi nunca, un blog de servicio público, os voy a contar cómo hay que comer una patata. Cómo lamer un conejo.
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