El acelerador relativista de iones pesados (RHIC), del Laboratorio de Brookhaven, en EEUU, es un sofisticado artefacto capaz de acelerar iones de oro a una velocidad de hasta 99,995% la de la luz. Gracias a él se ha podido constatar recientemente, por ejemplo, la famosa ecuación E=mc2 de Einstein. Ahora, los investigadores de este laboratorio han demostrado cómo es posible obtener detalles precisos sobre la disposición de los protones y neutrones del oro empleando para ello un tipo de interferencia cuántica nunca antes vista en un experimento.