Un problema ingenieril: ¿es el 1-O una buena implementación del derecho a decidir?

En este escrito quiero analizar exclusivamente el problema de si la hoja de ruta diseñada por la Generalitat (y consistente en 2 consultas siendo la primera el 1-O) consigue el propósito de otorgar legitimidad democrática (entendiendo como tal representar al 50%+1 de la población) a una hipotética independencia. Así pues, voy a ignorar multitud de aspectos relevantes (¿quién decide quién no tiene derecho a opinar?, ¿cómo es posible que los catalanes residentes en el resto de España no tenga derecho a voto en este proceso?, ¿es razonable saltarse la legalidad de forma unilateral?, etc.).

Cualquier científico sabe que la recogida de datos es fundamental, pero la diferencia entre un buen estudio científico y una malo suele residir en haber sabido diseñar un experimento que nos permita analizar la tesis a estudio. Es por eso que en el presente caso es pertinente preguntarse si la hoja de ruta que se ha diseñado consigue realmente el objetivo de legitimación buscado.

Seguidamente voy a justificar porque el 1-O no lo consigue. Supongan por un momento que hay un grupo de 90 personas que realizan todos sus viajes en grupo (o se desplazan todos o no se desplaza nadie) y que residen en una ciudad llamada Madrid. Y supongamos que todos ellos (el 100%) quieren marcharse de Madrid para ir a su ciudad soñada llamada Ítaca. Lamentablemente no todos comparten la misma idealización de dicha ciudad, y sucede que 30 quieren ir a ÍtacaA, otros 30 irían a ÍtacaB y los últimos 30 irían a ÍtacaC. Aunque todos comparten que prefieren ir a su Ítaca antes que quedarse en Madrid, lo que no están dispuestos es a cambiar Madrid por las otras versiones de Ítaca. ¿Dónde está la legitimidad democrática en este escenario? Si lo piensan un momento verán que la legitimidad democrática está claramente en no desplazar el grupo a ninguna de las 3 versiones de Ítaca (para las 3 versiones hay más del 50% que prefieren quedarse en Madrid).

Lo que ilustra el ejemplo anterior es que puede haber escenarios en los que incluso con un 100% a favor del Sí en el 1-O resulta que la legitimidad democrática está del lado de quedarse en España. Ante este hecho es evidente que el 1-O ha sido terriblemente mal diseñado, con ese referéndum no hay forma de poder averiguar con seguridad lo que piensa la población.

El problema está en que la pregunta del 1-O está comparando una realidad como la de España con una Catalunya idealizada (y que seguramente cada ciudadano se la imagina de forma diferente). No es posible extraer conclusiones de esa comparación por el simple hecho que viven en universos diferentes: la realidad y la imaginación. Permítanme enfatizar que no hay nada ideológico en lo que acabo de comentar: ¿acaso alguien pretendería extraer conclusiones de comparar la realidad de Catalunya con la de una España idealizada (donde no haya pobreza ni corrupción ni ...)?

¿Cuál sería un buen sistema para averiguar lo que piensa la mayoría de la población? Lo razonable es celebrar directamente el segundo referéndum (de la actual hoja de ruta), aquel en el que por fin no se habla de idealizaciones y los entes independentistas (CDC-ERC-CUP-ANC-Omnium-...) nos presentan una redacción de su propuesta de constitución catalana. Desconozco porqué no han redactado tal propuesta ya, pero mientras no la redacten (y nosotros sigamos sin saber cómo acuerdan los temas importantes: ley electoral, educación, sanidad, pensiones, ejército, idioma, derecho secesión, balanzas fiscales, etc.) es ridículo preguntar a la ciudadanía. A día de hoy, y en virtud del precedente entre la CUP y Artur Mas, no hay que descartar que esa disparidad de fuerzas consigan ponerse acuerdo en todos los temas importantes. Cuando consigan dicho acuerdo, los ciudadanos leeremos su propuesta y por fin estaremos en condiciones de valorar. No nos molesten hasta que tengan una propuesta completa de constitución catalana (y desde aquí animo al otro sector para que nos presenten también, si lo logran, una propuesta completa de constitución española).

Los catalanes siempre hemos sido considerados buenos negociantes y vendedores, pero esta vez nos estamos vendiendo la moto a nosotros mismos: ¿de verdad queremos hacernos trampas al solitario? Sr. Puigdemont, tenga presente que del 1-O (incluso si la jornada se celebrara con todas las garantías) no es posible extraer ninguna conclusión si uno apela a la legitimidad democrática.