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Una serpiente americana está acabando con dos lagartos autóctonos canarios: el último efecto de la moda de las mascotas exóticas
Desde hace años en Gran Canaria hay una pequeña criatura que trae de cabeza a los biólogos y las autoridades encargadas de preservar el medio ambiente: la serpiente real de California, un reptil de carácter dócil y tímido, oriundo del oeste de Norteamérica y México, que triunfó en su día como mascota y genera ahora en el ecosistema insular el mismo efecto que una bomba de relojería. La razón: su voracidad. O mejor dicho, la voracidad con la que engulle dos de sus platos favoritos en la isla: el lagarto gigante y el eslizón.
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