Sobre los tecnicismos

Igual ésta ya te la sabes

Creas una pequeña comunidad para algo que te gusta. Le abres un foro phpBB o algo así.

Quieres que la gente sea amable, así que pones un par de normas. No insultar. No hacer spam. No usar mayúsculas.

Invitas a tus amigos, y ellos invitan a sus amigos, y todo va bien. De vez en cuando hay alguna riña, pero se resuelve sin demasiados problemas y todo el mundo se lleva más o menos bien.

Un día, aparece una persona nueva y empieza a enlazar a su página web en casi todos los hilos. Su sitio web consiste principalmente en artículos muy malintencionados escritos sobre varias personas conocidas y apreciadas del grupo. Cuando la gente le pide que pare, se revuelve con comentarios mordaces.

Así que le echas.

Inmediatamente se producen protestas de varias personas, a la mayoría de las cuales curiosamente no conoces. Esa persona no ha infringido ninguna norma, ¿cómo te atreves a expulsarla? Nunca ha insultado. Nunca usó mayúsculas. Ni siquiera hizo spam, porque técnicamente el spam es indeseado y automatizado, y se trataba de una persona real que enlazaba su página web relacionada con el tema de la comunidad.

No se te ocurre un buen contraargumento para esto, así que le levantas el ban. Además, añades una nueva norma que prohíbe enlazar páginas web.

Ahora la mayoría de la comunidad se ve afectada, porque ya no pueden enlazar su propio trabajo. No va a funcionar. Derogas la norma anterior y, en su lugar, estableces una que limita el número de enlaces a sitios web a uno al día.

El gilipollas original responde enlazando su página web una vez al día, y luego hace otros posts que enlazan a ese primer post que hizo. Sigue siendo un imbécil con los demás, pero nunca dice tacos, y tú no sabes qué hacer al respecto.

Otras personas empiezan a postear, aparentemente sólo para burlarse del resto, pero tampoco incumplen ninguna de tus normas.

Se inicia así una absurda carrera armamentística en la que las normas se vuelven cada vez más puntillosas al intentar distinguir el troleo manifiesto del comportamiento cotidiano e inocente.

Al cabo de un tiempo, te das cuenta de que muchos de tus amigos han dejado de venir. Y parece que hay muchos más gilipollas que antes. No entiendes por qué. Tus normas son razonables y las aplicas con justicia, ¿no?

Pero técnicamente no es un taco

Me he dado cuenta de que a la gente le gusta escribir reglas que parezcan objetivas. Parece una buena idea, ¿verdad? Permite que todo el mundo sepa exactamente cuál es el límite.

El truco está en que el comportamiento humano, y especialmente el lenguaje humano, son muy... maleables. Nos juzgamos mutuamente en función de muchos contextos tácitos: nuestra relación anterior, cómo nos sentimos, si hoy nos hemos saltado el desayuno o no. Cuando el mismo comentario o acción puede significar cosas radicalmente distintas en circunstancias diferentes, es difícil establecer una distinción fina entre lo que es un comportamiento aceptable y lo que no lo es.

Y las normas están escritas en lenguaje humano, lo que las hace igual de endebles. ¿Quién decide qué es un taco? Si escribir todo en mayúsculas no está permitido, ¿qué hay de un 90% en mayúsculas? ¿Quién decide qué es un insulto? ¿Qué se considera acoso? Estas cosas parecen sencillas y concretas, pero aún así se le pueden buscar infinitos pies al gato.

Damos a la gente el beneficio de la duda y asumimos que intentarán respetar lo que queremos decir claramente, pero no hay nada que lo garantice.

¿Alguna vez has intentado rechazar educadamente una petición o invitación y te han preguntado que por qué no? ¿Y entonces la otra parte empieza a tratar de eludir tus razones, y de repente de alguna manera estás metido en un debate sobre lo que quieres? Lo he visto ocurrir con interacciones sociales cotidianas, con trabajadores freelance y, por supuesto, con pequeñas comunidades en línea.

Esto no quiere decir que buscar tecnicismos sea un signo de malicia agresiva; es la naturaleza humana. Queremos hacer una cosa, nos dicen que no puedo por X, y entonces vemos X como un obstáculo a superar. El lenguaje es subjetivo, así que es la vía de ataque más fácil.

Arreglar esto con normas es un problema difícil. El enfoque obvio es añadir detalles cada vez más específicos, aunque entonces te arriesgas a falsos positivos con comportamientos inocentes, y puedes acabar atrapado en un juego casi cómico del gato y el ratón en el que sigues intentando encontrar formas de editar tus propias normas para que te permitan castigar a alguien a quien ya has juzgado.

Creo que olvidamos que incluso las leyes jurídicas son en cierto modo subjetivas, y a menudo dependen de la intención. Hay tipificaciones completamente distintas para el homicidio, dependiendo de si fue intencionado o accidental o debido a una clara negligencia. Estas cosas las decide un juez o un jurado y se convierten en jurisprudencia, esas reglas adicionales algo turbias que no forman parte de la ley formal pero que, no obstante, son vinculantes.

(En un extraño giro, muchas comunidades —¡especialmente las plataformas muy grandes!— no explican sus motivos para castigar un comportamiento concreto. Eso las protege de alguna manera de que las "perotecnicamenteen", pero también significa que no hay jurisprudencia, y los usuarios no pueden estar seguros de cuál es el comportamiento esperado).

Por eso, la mayoría de las veces establezco cuasirreglas como "no seas gilipollas" o "deja tu bilis en tu propio blog". La expectativa general sigue estando clara, y es obvio que me reservo el derecho de juzgar casos individuales, lo cual, en el caso de una comunidad pequeña, va a ocurrir de todos modos. Seamos realistas: las comunidades pequeñas son monarquías, no democracias.

Tengo otra razón para ello, que se basa en otra observación que he hecho de las comunidades pequeñas. Me he unido a algunas en las que no me he molestado en leer las normas, he entablado conversación, nunca he molestado a nadie, y más tarde he descubierto que había violado claramente una norma. Pero nadie lo señaló nunca, y quizá nadie se dio cuenta... porque no estaba comportándome como un gilipollas.

Así que llegué a la conclusión de que, en una comunidad pequeña, es probable que las personas que necesitan normas sean precisamente las que no quieres tener cerca. Y "no seas gilipollas" lo cubre igual de bien.

Enfriamiento por evaporación

En el mundo hay gente maja. Me refiero a gente maja de verdad, del tipo que no podría describirme a mí mismo. Personas que son amigas de todo el mundo, que de alguna manera nunca están involucradas en ninguna discusión, que parecen contentas de pasar su tiempo dibujando abejorros sobre flores que hacen feliz a todo el mundo.

Es genial tener a esas personas cerca. Te conviene aferrarte a ellas todo lo que puedas.

Pero la gente tiene un límite de tolerancia para las gilipolleces, y las personas majas de verdad suelen tener menos tolerancia que el resto de nosotros.

El problema de no expulsar a un gilipollas —tanto si sus travesuras son deliberadas como fortuitas— es que permites que el promedio de gilipollez de la comunidad aumente ligeramente. Y cuanto más aumente, más probable será que las personas majas de verdad se pasen por ahí con menos frecuencia o dejen de hacerlo. Eso, a su vez, hace que el promedio de gilipollez aumente aún más, lo que enseña al gilipollas original que su comportamiento es aceptable y hace que tu comunidad sea más atractiva para otros gilipollas. Mientras tanto, más gente en el extremo majo de la escala se va alejando.

Y esto es válido para una comunidad de cualquier tamaño, aunque pueden hacer falta más gilipollas para afectar significativamente a una plataforma muy grande.

Sin embargo, sigue siendo difícil echar a alguien, porque parece algo muy duro, especialmente por una razón abstracta como "preservar el espíritu de la comunidad". Además, es más probable que un gilipollas monte un pollo si se le obliga a marcharse, lo que hace que parezca un gran problema, mientras que las personas majas suelen marcharse sin hacer ruido, y puede que ni siquiera te des cuenta hasta que haga un tiempo que varios de ellos se hayan ido.

El ser humano tiende a medir la paz como si fuera la inversa del volumen: cuanto más ruidosa es la gente, menos paz hay. Intentamos entonces optimizar para que haya la menor discusión posible. Seguro que has visto alguna vez lo mismo: alguien de un grupo señala que el grupo está haciendo algo problemático, lo que provoca una discusión, y los espectadores culpan a la persona que señaló el problema de haber provocado la discusión. Puede que se te ocurran algunos ejemplos bastante sonados en algunos acontecimientos actuales.

¿Has visto alguna vez uno de esos programas de la tele en los que un profesional estrella va a reñir a los dueños de un negocio por todas las tonterías que hacen? Una de las defensas más comunes es: "bueno, hasta ahora nadie se había quejado".

En la era de Internet, donde parece que todo el mundo se queja siempre por algo, es fácil olvidar que, en general, la gente no se queja. Puede que se quejen en Twitter o con sus amigos, pero lo más probable es que no se quejen contigo. Piensan que o eres consciente del problema y no has sabido resolverlo, o eres un inepto por no haberte dado cuenta. En cualquier caso, creen que quejarse no ayudará en nada: sólo causará conflicto, convirtiéndose en esa persona que "causó" una discusión al señalar lo obvio.

Gamificación

Algunas personas son conscientes del juego de los tecnicismos en mayor o menor medida, y deciden jugarlo... deliberadamente. Tal vez para salirse con la suya; tal vez sólo por diversión.

Son personas que piensan que "sería una pena que alguien le hiciese X a Y" es una forma de hablar normal. Se tapan con múltiples niveles de ironía, envueltos en chistes y engaños, cubiertos hasta los ojos de negación plausible, pero perfectamente transparentes para su audiencia.

Es un juego que les ofrece una enorme ventaja, porque aunque ambos sepáis a qué estáis jugando, ellos tienen mucha más experiencia. Ah, y lo más probable es que ni siquiera les importe de verdad si les banean o no, así que no tienen nada que perder, mientras que tú estás atrapado en una crisis existencial, cuestionándote todo lo que crees sobre la libertad de expresión y la gestión de la comunidad, mientras tus usuarios más queridos se van yendo por la puerta de atrás.

Recuerdo una vez en que alguien de una comunidad que ayudé a moderar decidió que yo no le gustaba. Empezaró a lanzar sutiles indirectas y, con el tiempo, llegaró a decir las cosas más mordaces y personales que se le ocurrieron. Cosas que no eran ciertas, pero ellos no lo sabían, y lo expresaban de tal manera que sus amigos podían entender que en realidad no intentaban insultar. Y tenían bastantes amigos en la comunidad, lo que me ponía en una situación bastante incómoda. ¿Cómo justifico banearle, si un número significativo de personas están seguras de que es inocente? ¿Estoy loco por ver este patrón evidente cuando nadie más lo ve?

Al final le baneé, pero contribuyó a un cisma total en el que la mayoría de la gente más irritante se fue para formar su propio club. ¿Un win/win?

O digamos, hipotéticamente, que un gilipollas hace una captura de pantalla de un tuit falso. Lo comparte una persona con muchos seguidores y se extiende como la pólvora.

¿Debería castigarse a alguno de ellos? ¿A cuál y por qué? El falsificador probablemente lo consideró una broma inofensiva; de no ser por el que la compartió, habría seguido siéndolo. Sin embargo, el único delito del que lo compartió fue ser popular. ¿Sabía el autor que era falso? ¿Intentaba hacer daño, llamar la atención sobre un comportamiento problemático o compartir algo que le hacía reír? ¿El falsificador y el autor son la misma persona? Si no puedes estar seguro, ¿importa?

¿Y si, en lugar del tuit en que has pensado para el ejemplo anterior, la falsificación representara a Donald Trump plagiando el tuit de Barack Obama felicitando a Michelle Obama por su discurso? ¿Cambia eso alguna de las respuestas?

Esto es realmente difícil en grupos extremadamente grandes, donde lo que más se desea es evitar la imposición de castigos arbitrarios, pero donde las personas que juegan a este juego pueden infligir el mayor daño. Es posible que las personas que establecen y hacen cumplir las normas ya no formen parte del grupo y, desde luego, no pueden formarse una idea de cada una de las personas del grupo, así que ¿cómo se puede hacer cumplir algo de forma coherente? ¿Cómo se tiene en cuenta la intención, el sarcasmo, la ironía, el humor autocrítico? ¿Cómo explicarlo claramente sin someterse a un diluvio interminable de tecnicismos? Podrías negarte a dar explicaciones, por supuesto, pero entonces dejarías la puerta abierta a que la gente ofreciera las suyas: es un fascista que banea a cualquiera que le contradiga, o les odiaba por ser de otro partido, o simplemente es irracional y castiga arbitrariamente por capricho.

No tengo una respuesta

No estoy seguro de que las haya. Ponerle puertas al campo es un problema complicado. Apenas sabemos cómo hacerlo en grupos de media docena en un espacio físico, no hablemos de los grupos digitales de cientos, miles o millones.

Sin embargo, nuestros métodos actuales son pésimos.

Traducido en su mayor parte con Deepl de eev.ee/blog/2016/07/22/on-a-technicality/