Por la justicia facial

En nuestra lucha por la igualdad se han conseguido grandes objetivos: hemos puesto voz a los oprimidos, hemos plantado cara a los poderosos…, pero nos hemos olvidado de una de las mayores fuentes de desigualdad que han existido desde que el ser humano puebla la Tierra: la belleza. Este monstruo es el responsable de que unas personas tengan más parejas, mejores trabajos, mayores ingresos, más hijos..., en definitiva: privilegios. Y para que veáis que esto no es producto de un artículo amarillista, voy a citaros la evidencia empírica que lo demuestra:

Los recién nacidos prefieren a las personas más bellas: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S016363839890011X

El atractivo influye en el rendimiento de los estudiantes: www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4757567/

Las personas atractivas tienen un 36% más de probabilidades de encontrar trabajo: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0165176512005599

El atractivo reduce la probabilidad de permanecer soltero, alza el estatus y mejora la probabilidad de conseguir un cónyuge con altos ingresos: journals.sagepub.com/doi/abs/10.2466/pr0.1984.54.1.47

El atractivo sesga las atribuciones de carácter moral: www.psypost.org/2022/01/attractiveness-biases-attributions-of-moral-ch

Una sociedad igualitaria es aquella en donde la belleza no queda concentrada en unas pocas manos, que aquellos que más la poseen puedan ostentar privilegios que no fueron conseguidos mediante el esfuerzo, sino tan solo a través de la herencia (genética). Una sociedad igualitaria es aquella que busca que todos tengamos igualdad de oportunidades sin privilegios de ningún tipo. Por ello, propongo iniciar un movimiento de justicia facial para reclamar al Estado lo que nos pertenece: que los tratamientos faciales formen parte de la sanidad pública para que los más feos puedan mejorar su situación, y que se implanten defectos faciales a los más bellos con el objetivo de igualarlos al resto con el único fin de que alcancemos una igualdad de oportunidades real.

En este legítimo proceso veremos cómo surgirán voces que se sublevarán ante esta altruista idea que solo busca el bien común: personas que vociferarán que el cuerpo de uno es de uno y no del Estado, pero no os dejéis embaucar por estas soflamas, tan solo es la voz del privilegio buscando defenderlo, nada más.

Pero no me toméis por alguien desconectado de la realidad. Sé bien que el ser humano tiende a la desigualdad por naturaleza, sé bien que busca por instinto diferenciarse del promedio, y sé bien que valora intrínsecamente a aquel que se diferencia de dicho promedio. Por tanto, corregida esta desigualdad, se producirá, inexorablemente, una potenciación de otras desigualdades (fuentes de poder); así, al no ser la belleza física el valor fundamental de la atracción humana, se generará una potenciación de la importancia del estatus, de la inteligencia, de la extroversión…, con el fin de conseguir la diferenciación arriba mencionada. Pero que no os preocupe esta consecuencia, amigos míos. La igualdad real es un proceso arduo y a largo. Corregida la desigualdad de la belleza mediante nuestra justicia facial, intentaremos, a su vez, corregir el resto de desigualdades, una tras otra. Cada igualdad corregida será una nueva conquista que nos acercará a la igualdad absoluta, un mundo en el que cada persona sea idéntica a la otra en belleza, inteligencia, salud, dinero…, y donde nadie se diferencie del resto en ningún sentido. 

Uniros a mí, amigos del mundo, y juntos veremos este objetivo cumplido. 

#facialjustice