"En la política municipal porteña hay quien tiene por costumbre "Colgarse Medallas Ajenas"
La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño en ocasiones suele ser demasiado tarde pero en está ocasión será diferente.
Pero en este mundo de envidias y egoísmos, de mentiras y de verdades a medias de la vida política, no todo el mundo puede presumir de honradez y sinceridad. Hay gente que, siguiendo sus deseos de triunfo, se suben al carro del éxito ajeno colgándose ellos las medallas que les corresponden a otros porque son los que realmente realizaron el trabajo.