A todos nos gusta que nos den la razón. Nos da confianza en nuestras ideas, nos proporciona la seguridad de estar en el camino correcto. Con ello, evitamos el desgaste de la incertidumbre. No puedes estar perdido si te encuentras con cientos, miles o millones de personas que toman la misma ruta...¿o quizás sí?
Esta posibilidad suena terrible, pero ¿quién te asegura que no os dirigís sin remedio a un barranco? Puede que otros miembros no tengan la misma preocupación y refuercen tu tranquilidad. Al fin y al cabo, vivir constantemente con la idea de que estás cometiendo un error es una tortura. Se sufre ante la idea de que realmente te conduzcas hacia la perdición y por la mente tienden a asomar ideas irracionales y catastrofistas. Aunque te sientas bien, siempre se encuentra la situación condicional: ¿Y si realmente no tienes razón, ni tú y ni los que te rodean? Como es insoportable, se vive mejor "apagando la luz en esta parte de la mente para dejarla a oscuras y no verla", ya que suelen ser temores que no llegan a cumplirse en toda una vida y cuya alerta contínua no ayuda.
En cambio, ¿realmente es una forma de pensar tan irracional? ¿No tiene propósito? Es aquí cuando introducimos las cámaras de eco. En las cámaras de eco, solo ves aquello afín a ti. El resto se queda fuera, pero no deja de existir. Puedes alejarte del mundo, pero el mundo aún puede llegar a contactar contigo. Entonces, alguien dice algo que no encaja con tu forma de pensar. ¡Sacrilegio! ¡Me estás atacando! ¡Eres un woke! ¡Un opresor! ¿No te das cuenta? ¿Cómo vas a tener razón si todo lo que sé y creo coincide con lo que pienso? ¿Cómo vas a tener razón si me he autoproclamado como objetivo y he seleccionado los estudios que coinciden con lo que creo? ¡Si he leído argumentaciones que me parecen coherentes de destacados personajes de referencia! ¡No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena, jamás!
Ante este ataque, se despiertan tus instintos primarios: ataque o huída. ¡O no! No te está insultando e incluso puede que esté siendo amable y quiera entender tus ideas...-cortocircuito-. ¿Qué haría Jesús o el ejemplo de turno? De primeras, no puedes procesarlo, por lo que continúas con el ataque o huída. Si la amenaza desaparece, puede que vuelvas a tu normalidad. Si persiste, es la guerra. Pero si sigue siendo esa "amenaza" sin amenaza....uggr, ¿qué triquiñuelas trama? ¡Qué yo respeto todas las ideas siempre que sean como las mías!
Es ante esto cuando se empieza a notar por qué las personas inteligentes tienen a ser menos felices, a sentir que no encajan, que la certeza absoluta es una quimera. Ser inteligentes no hace invulnerables a nuestras mentes, que por la repetición de ideas catastrofistas, se levanta todos los días a por ellas como el café de la mañana. Simplemente, encajan menos en las habituales cámaras de eco, pero siempre pueden encontrar una más grande e incluso resistente.
En el caso de las redes, ¿cuánto "odio" es más bien una disonancia cognitiva? ¡Qué nada impide que dos miembros de cámaras de eco distintas se la produzcan mutuamente! Escribo esto para presentar que, para tratar un problema, primero hay que diagnosticarlo con precisión. Meter en el mismo saco todo lo que no gusta no resuelve nada.