Ya me da igual lo que pidan: me he terminado de convencer de que la raíz de la palabra dice más de lo que todos esperábamos. Activistas y actores son casi la misma cosa, y nos regalan sus performances en museos, autopistas y donde buenamente les cuadra siguiendo idéntica lógica: famosearse a costa de un guión que, ¡vaya putada!, ni siquiera escriben ellos.
Activistas y actores, buena fusión de gremios, como cuando en León se fusionaron los podadores de árboles y los capadores para dar por culo a nuestros jardines y provocar una plaga de abortos ornitológicos: no quedó ni un nido. Pero oye, no eran pajaritos. Eran sólo huevos, y un huevo no es ujn pájaro. Banda de hijos de puta.
Activistas y actores. Buena alianza estratégica, oye. Impostura de pago. Parlamento fingido y maquillaje en tres capas. Mentiras reunidas Geyper.
Nadie puede estar más a favor que yo de las protestas. Hay que mover el culo. Hay que dar la vara. Pero aunque siempre fuimos un poco ingénuos los que nos dedicamos a señalar con el dedo las disonancias de nuestra sociedad orquestal, ahora parecece que se les ha olvidado que tenemos noticias de todas partes, y empieza a ser sospechoso que, a la vez, bien coordinados y orquestados, aparezcan tipos con lass mimas ideas en muchos y lejanos lugares ¡Y a la vez!
No hay que ser muy conspiranoico ni llevar gorritos de papel de plata para pensar que hay alguien detrás de tanto majadero postuerando su descontento. No hay que estar muy neurótico para creer que de verdad existe una agenda global, impuesta, enchorizada en vena, que regula y dirige los tiempos de lo que hay que pedir, a quién, y cómo.
¿De dónde salen todos estos activistas de mesa camilla? ¿Quién paga las multas? ¿O quién hace, aún mehor, que ni siquiera se las impongan?
La respuesta, un poco antigua, pero actual, nos la da Quevedo:
¿Quién a los jueces, con pasíón,
sin ser ungüento hace humanos,
pues untándoles las manos,
les ablanda el corazón?
Quién borra la humillación
con oro y no con acero?
EL DINERO