En los análisis y debates actuales acerca de la guerra en Ucrania, he observado que se repiten tres errores, desde mi punto de vista:
1. Confundir las explicaciones y la búsqueda de causas con la justificación. Buscar causas y explicaciones no es justificar. En los debates sobre el conflicto, a las personas que intentamos buscar causas más allá de la locura de Putin, se nos acusa de simpatizar con él o de justificar la intervención. No hay justificación posible para la guerra, pero sí hay unas causas que han llevado a ella. Reducir todo a que Putin ha perdido la cabeza o a su afán imperialista, sin intentar comprender otros aspectos del conflicto, o incluso intentar entender su punto de vista (por muy equivocado que pueda estar), probablemente lleva a escalar el conflicto bélico con riesgo de que se convierta en una Tercera Guerra Mundial con armas nucleares. Para llegar a un acuerdo hay que intentar entender el punto de vista de la otra parte, por absurdo o intolerable que pueda parecer a priori. Por mencionar una de las múltiples posibles causas (extensión de la OTAN), si Rusia hubiera dado un paso para instalar bases militares en México o Canadá, Estados Unidos habría actuado con contundencia y se culparía a Rusia.
2. La personificación de naciones, con un solo punto de vista. Es comprensible y a veces inevitable que para simplificar las explicaciones se hable de las acciones de un país o de su posición oficial (o de sus gobernantes) ante un conflicto. Sin embargo, no se debe olvidar que dentro de cada país hay opiniones e intereses muy diferentes. Para comprender un conflicto así, hay que considerar también las distintas partes dentro de cada país. Simplificar como si hubiera sólo dos partes (Rusia y Ucrania) lleva a equívoco. Es similar a considerar que España tiene un solo punto de vista, ignorando la complejidad dentro de cada nación. Hablar por ejemplo de Rusia como una persona, como si todos los rusos pensaran igual y estuvieran de acuerdo con las acciones de sus gobernantes, lleva a que mucha gente esté rechazando todo lo relacionado con Rusia. Dentro de Ucrania también hay un porcentaje significativo de población de origen ruso. Las generalizaciones pueden ser peligrosas y llevar a conclusiones erróneas. Por ejemplo, afirmar que España ha traicionado al pueblo saharaui (por la acción del gobierno) puede generar una idea equivocada sobre la opinión general de los españoles en ese otro conflicto (también con un pueblo opresor y un pueblo oprimido, por cierto). Ucrania es un país con 44 millones de opiniones y Rusia es un país con 144 millones de opiniones.
3. Simplificación excesiva, muchas veces intencionada (véase como ejemplo el discurso de la extrema derecha). Aunque pueda haber una o varias causas principales, se trata de una situación compleja. Hay múltiples posibles causas que pueden haber influido en mayor o menor medida: el imperialismo ruso y el americano; la guerra civil en Ucrania, sus antecedentes y la situación en el Donbás; la presión de la extrema derecha en Ucrania y en Rusia; el avance de la OTAN y acercamiento con un país fronterizo con Rusia (y antigua república soviética); los problemas internos de Rusia; intereses comerciales y estratégicos de Rusia, de EEUU y de Europa; intereses particulares relacionados con recursos naturales o con armas…
El bombardeo a civiles no tiene justificación posible. Si Putin lo ha ordenado, como así parece, entonces es un asesino. Bien, pero aun así conviene entender todas las causas del conflicto, para evitar escalar el belicismo, intentar que se resuelva con acuerdos y que no se repita algo así.
La realidad puede cambiar en función del punto de vista. Hay distintas realidades. Viendo tres documentales me sorprendió ver cómo cambiaban mis propias impresiones. El documental Ukraine on Fire de Oliver Stone relata los incidentes en Noviembre de 2013, mostrando cómo EEUU apoyó a la extrema derecha para derrocar un gobierno que en un momento determinado parecía que se iba a acercar a Rusia más que a Occidente. El documental Winter on Fire, coproducción Ucrania, Reino Unido y EEUU, nominado a los Oscar, trata los mismos incidentes, pero mostrando sólo la versión "romántica" y el logro de la gente parecido al 15M, omitiendo la intervención americana, la provocación de disturbios y el apoyo a la extrema derecha. Es muy interesante ver las dos maneras de mostrar la realidad, que tienen poco que ver, sin ser diametralmente opuestas. Por último, me impactó el primer minuto del documental Donbass de 2016, con el discurso de odio del ex presidente ucraniano Petro Poroshenko.
Cuando se alimenta el discurso del odio, se provoca y se da voz a la extrema derecha, todo puede acabar fuera de control. Eso ya lo sabían los americanos desde hace mucho... Tomemos nota.