Mucha gente miente en su currículum. En el caso de los políticos podría considerarse algo más grave, pero al fin y al cabo, tiene relativa importancia. A mi me da igual que alguien diga que es ingeniero sin serlo o que transforme un curso presencial en Aravaca en un postgrado de Hardvard.
El problema de Cifuentes no es su máster en sí, es la manera mafiosa de obtenerlo. Yo creo que si el primer día hubiera dicho "es cierto, no presenté el TFM y no sé lo que ha pasado con esas notas, pero yo no hice ese máster", ya estaría todo olvidado.
La cañería de mierda de las titulaciones falsas está salpicando a gente de todas las formaciones políticas, pero es todo un engaño y se están mezclando las cosas. No es lo mismo que un político mienta y diga que haya cursado algo, que que otro político, con sus contactos y favores, consiga desprestigiar a miles de alumnos que han estudiado en la Universidad Rey Juan Carlos. No es tolerable que un catedrático de la Universidad amenace a las profesoras de su departamento y las incite a cometer un delito para hacer un favor político. No es normal que una universidad pública convalide ilegalmente créditos a ciertos policías para que opten a las jefaturas. Esto es mucho más grave que mentir en un currículum. Tiene una repercusión tremenda, no sólo para los alumnos de la Rey Juan Carlos, que su título hoy en día no vale nada, sino para profesionales preparados que realmente merecían ciertos puestos.
Tampoco es tolerable que Cifuentes salga a mentir, con documentos oficiales falsificados, a sabiendas de que son falsificados.
El caso es que los demás partidos le han entrado en el juego al Partido Popular. Y éste, ha desviado la atención comparando a la gente que miente en su currículum con el caso Cifuentes. Que no está bien mentir en eso, vaya, y menos aún siendo político. Pero es que no son cosas comparables.