Basta con echar un vistazo a la web o escuchar las conversaciones de conocidos en la vida real acerca del submarino , para apreciar cómo aquellos que suelen hablar grandilocuentemente sobre empatía y solidaridad, ahora sueltan alegremente comentarios como "que se fastidien, ojalá se ahoguen", simplemente porque los afectados tienen más dinero que ellos, sin ningún reparo en reconocerlo. Sencillo y llano.
Por tanto, si alguna vez logras progresar y alcanzar una mejor situación económica que el ciudadano promedio, y te sucede una desgracia, ya sabes lo que puedes esperar que también te deseen a ti o a tu familia.
Al final, esta noticia es una gran oportunidad para vislumbrar ese cainismo tan caricaturesco que caracteriza a la marca España, revelando su cinismo y brindándonos una confesión sincera de que lo que realmente subyace en su narrativa: Lo que lo impulsa todo es la envidia, sin más. Sin ideología, sin principios. Todo es una farsa en nombre de la envidia.
El envidioso ciudadano español te habla de sus derechos, de dignidad y exige solidaridad y calidad humana cuando se trata de ascender él mismo o buscar una mejor situación, pero rápidamente apuñala por la espalda a cualquiera que se encuentre en una situación mínimamente mejor que la suya propia (y merecida) miseria.
Se lamenta de la corrupción de sus políticos, pero si la oportunidad se presenta, no duda en utilizar la picaresca para ahorrarse unos cuantos euros mediante todo tipo de trampas, fraudes y artimañas. No hay sentido de la justicia, solo envidia hacia aquellos que roban con una mano más hábil que la suya y por supuesto, hacia cualquiera que tenga más que él sin haberlo robado.
Se queja de la terrible especulación en los precios de los alquileres, pero se regocija con la idea de poder comprar una propiedad en cualquier barrio de mala muerte, para poder clavarle un alquiler exorbitante a un grupo de estudiantes.
Y después, nos sorprende que en este país prevalezca una ideología política transversal que consiste en utilizar al Estado para robarle a aquellos que tienen un poco más que yo y dármelo a mí.