Mi amigo Luís (nombre inventado) es una persona generosa.
Siempre que le he pedido ayuda con temas técnicos me la ha ofrecido, incluso aunque no seamos muy íntimos y no me haya invitado a su cumpleaños pese a haber venido al mío.
Ambos compartimos un humor muy negro, basado en burlarnos de multitud de colectivos, sucesos trágicos, etc.
No considero que esto sea malo ya que el humor negro ayuda a recordar sucesos que, contados en otro tono, serían considerados aburridos o demasiado duros.
Es este gusto común el que le hizo pasarme un vídeo de una web que no voy a nombrar.
En el se reproducía un suicidio que considero real dada la reputación de la página de la que procedía.
Tras ver semejante cosa, le pregunté si era real.
Me dijo que si, que procedía de una web de la que posteriormente busqué referencias.
Le recriminé su acto.
¿Cómo pudo mandarme nada mas y nada menos que una persona arrebatando su vida en una fracción de segundo como si de una escena de una película gore se tratara?
¿Es que no pensó en como se sentirían los seres queridos de esta persona si se enteraran de que tal cosa circula por ahí y es compartida por gusto morboso?.
¿Es que no pensó en que este vídeo pudo ser el producto de un asesinato en el que a una persona se le obligó a matarse, que su asesino o asesinos cometieron tal acto siendo uno de sus objetivos la difusión del crimen?.
Pienso que el gusto por el dolor ajeno nos deshumaniza, y nos pervierte como individuos y como sociedad.
Y que páginas que emiten semejante barbaridad se encuentren indexadas y gocen de popularidad es síntoma de enfermedad social.
La indolencia ante el sufrimiento de nuestros semejantes nos acerca a esto: