Hace casi un año -joder, cómo pasa el tiempo- escribí un artículo sobre por qué la izquierda no ganaba las elecciones (www.meneame.net/story/izquierda-no-gana-elecciones). Creo que es de los artículos más meneados de esta web -edit: gracias #1 por la corrección-, y no porque mi prosa sea dúctil y bella o porque mis análisis sean sesudos y certeros, sino porque coincidió que, al igual que yo, muchos se preguntaban qué estaba pasando.
Podría escribir este artículo dentro de un mes y pico, aprovechando las elecciones. Pero sería un análisis a toro pasado, y me mola mojarme para que, si no acierto, podáis meteros conmigo lo que queráis.
En el artículo original, para quien no lo hubiese leído o tenga pereza de releerlo, establezco mi tesis: la gente vota por valores antes que por intereses; esos valores generan una identidad política; la izquierda ha perdido el control sobre su propia imagen pasando de ser peligrosos y ofensivos a pusilánimes ofendidos.
Algo ha cambiado en mi opinión desde que escribí ese artículo. Criticaba (y critico) la política identitaria, y es la principal disonancia que tengo con Lakoff; sin embargo, sí que creo al final en una identidad contingente y momentánea.
Puesto que yo creo que los valores generan una identidad política y únicamente política, aunque luego no sea una "identidad social". Por poner un ejemplo, los valores que tenemos los provacunas nos dan una "identidad política" similar a la de las mujeres feministas; sin embargo, dicha identidad se extingue prácticamente una vez votado en función de dichos valores o ejercido un acto de reivindicación puntual, mientras que la "identidad feminista" permanece durante todo el tiempo. Una persona bien puede autodefinirse en pocas palabras como "feminista" o "transexual". Pocas personas se autodefinirán como carácter esencial en su personalidad "provacunas" o "proaumentodepartidaspresupuestariasafavordelacienciaylainnovación".
En resumen: ha habido un partido que ha concentrado unos valores desdeñados y dormidos y les ha dado una identidad política. Así que...
Así que hablemos de VOX.
Ya van muchos mensajes de gente realmente sorprendida con su pujanza. Incluso a mí me extraña. VOX sólo tiene valores. Irrealizables en gran parte, contrarios a la ley en otros, brindis al sol. Sus medidas económicas y sociales probablemente jueguen en contra de sus votantes. Y sin embargo, "critican el feminazismo". Y eso está decantando votos. Muchos votos.
Me sorprende hasta que me recuerdo que la racionalidad pocas veces influye en el voto. Y que VOX está realizando la política más identitaria que recuerdo en este país. Y yo personalmente no desdeño del todo aquellos mensajes tan raros de "Fui votante de Podemos y ahora votaré a VOX". No son tan extraños si lo pensamos bien.
Tal vez les sorprenda a muchos seguidores de UTBH que encaje a VOX dentro de políticas identitarias. El año pasado, cuando escribí el artículo, hubiese puesto sin duda a Podemos como principal partido identitario. Yo mismo soy un apasionado crítico de la política identitaria. Lo asociamos por lo general al identitarismo feminista, racializado, transexual, LGTBI. Pero eso son solo identitarismos en el espectro de la izquierda. La derecha tiene unos cuantos, bien grandes y colganderos.
Y VOX ha cogido esa retórica de identidades y la aplicado a la derecha dura. Los ofendiditos de derecha, como decía David Bravo, no sólo dicen gilipolleces en Twitter sino que además una de sus asociaciones o fundaciones se querellan en el juzgado. La identidad voxera se basa en lo siguiente: nacionalismo centralista, caza, toros, tradición, heterosexualidad, antifeminismo, antipolíticamente correctos. Poder. Mano dura. Hostiacojones ya.
VOX ha cogido la identidad del "muy español tradicionalista" y le da alpiste, de la misma forma que Podemos cada vez se refugia más en la identidad de la mujer moderna feminista.
Y esto está diametralmente claro: jamás he leído aquí a ningún futuro votante de VOX alabando medidas específicas y concretas. Toda frase que empieza por "Votaré a VOX" termina con "es la única alternativa al policorrectismo/feminazismo/separatismo". Cuando te defines mediante oposición a valores, te defines mediante valores.
La derecha (el PP) seguía ganando elecciones en base a valores, y eso que no se centraba tanto en ellos (y es algo que Casado ahora intenta enmendar). VOX lo vio claro: aplicar una estrategia postmoderna a la derecha. A la gente se la sudan los indicadores macroeconómicos. Las relaciones internacionales. El déficit. El PIB. La deuda. Dirán que sí, les interesa, pero la estadística prueba que su voto lo decantan otros factores.
La imagen
Joder, la imagen. Qué bien ha hecho los deberes VOX. Tienen mi retorcida admiración, como la que César Borgia le provocaba a Maquiavelo. Mirad, cojones, a Abascal. Buscadlo en Google Imágenes. Abascal a caballo. Abascal firme y serio. Abascal cachas de senderismo. Cojones, mirad esa barba y esa mirada afilada. Fijaos que siempre mira al horizonte. Sus pocas sonrisas son paternalistas o de suficiencia.
Mirad ahora a Iglesias y llorad.
La imagen no es sólo la planta de su líder, sino su actitud y la de su partido. Iglesias parece haber dejado el mando en la lugartenientesa. Sale a la palestra en contadas ocasiones, y esto ocasiona un ninguneo en redes sociales e internet. No sé dónde se han dejado la retórica de nacionalización de eléctricas y banca, de arriba y abajo, de casta y vasallos. ¿Sus mayores repercusiones? Cuando salió a defender su postura con "alerta antifascista". Cuando salió a defender su partido de la escapada de Errejón. Cuando salió a defender la labor de su pareja.
¿Veis el patrón?
Y VOX es el ataque constante. Provocador, subversivo en su carácter retrógrado. Me paso la vida leyendo sobre la última ocurrencia voxera. Brindis al sol y onanismo mental del departamento de relaciones públicas de VOX directamente a tu cabeza. "VOX acusa". "VOX amenaza". "VOX declara". VOX va a por ti, me cago en Dios. Y te vas a cagar.
En el otro artículo hacía referencia a las caricaturas de izquierda y derecha. ElJueves, para mi gusto, sacó una caricatura poco favorecedora de Abascal, enviando bulos por Whatsapp y murmurando con cara maníaca: "Votadme, gilipollas, votadme". Y, como dije, esa imagen acojona. Abascal es malo, cabrón, manipulador... pero temedle. Temedle, putos insensatos.
Buscad ahora la portada dedicada a Iglesias y llorad.
Conclusión
Este artículo no es un gigantesco OS LO DIJE. Es una reflexión sobre qué acertó, qué no supo ver y cómo ha cambiado mi perspectiva; y sólo se puede entender repasando el artículo original, donde mi tesis está más explicada. Paradójicamente, a la única persona a la que he oído algo similar en su carácter profético fue al inefable UTBH, cuando dijo que la política identitaria posmoderna de la izquierda tendría su contrapartida por la derecha si no parábamos. Razón tenía y hay que reconocérsela.
La sensación que tenía hace un año (la izquierda va con miedo, y chilla muy alto y muy fuerte como un perro patada que realmente está asustado) se ha mantenido. Peor, se ha intensificado. La derecha ha aprendido y subsanado errores. Antes había pesaos que tenían el "fascistas" en la punta de la lengua siempre. Ahora hay otros pesaos que no dicen dos palabras sin decir "progre". La derecha, me cago en Dios, viene, a menos que un cambio en el discurso (respetuoso con los votantes contrarios, duro y a la cabeza con los políticos rivales) cambie el paradigma actual.
pd: Os lo dije, cojones.
pd 2: No he podido evitarlo.