Por los artículos, tweets y demás mensajes que uno lee y escucha estos días, pareciera que solo hay dos tipos de personas: por un lado, quienes tratan de demostrar que el terrorismo islamista nada tiene que ver con el islamismo, religión de paz; y por otro, quienes tienen claro que el Islam es el único culpable de toda esta mierda, y con el Islam, cualquier musulmán, pues confunden esa religión con todas las personas de esa religión. Ambos grupos de personas no son tan diferentes entre sí: para todos, la religión (así, en abstracto) es inocente de todo cargo. Pues no, no lo es. En absoluto. Y no solo es culpable, sino tan poderosa que ha conseguido unirles en su defensa.
Los primeros creen apoyar la interculturalidad, pero solo fomentan la multiculturalidad panecuménica (aceptaré tus gilipolleces inexistentes mientras tú respetes las mías, y estaremos juntos pero no revueltos, incluso si tus tradiciones son más machistas que las de Pérez Reverte). Los segundos, sin embargo, preferirían muros electrificados que mantuviesen sus países impolutos de musulmanes. Alguno de ellos hasta fantasea con un holocausto que los exterminase de golpe; de día parecen tipos ejemplares, de noche tuitean en torno a genocidios como quien habla del último partido de fútbol.
Entre los primeros encontraréis a votantes del PSOE, de Podemos y de IU; entre los segundos, del PP, Ciudadanos y Vox. Al final todos acaban poniendo medallitas a las vírgenes de turno y pactando con los saudíes si hace falta, su hipocresía e incoherencia se lo permite. Lo hacen por convencimiento, o por no buscarse líos en un país tan lleno de beatos y falsos beatos.
A unos los reconocerás por su buenrollismo, loable a priori, pero muy decepcionante cuando no sabe identificar al verdadero enemigo de la razón, cuando invita a sus filas a papas antaño aliados de Videlas. A otros se les ve de lejos por su racismo y xenofobia, y por sus banderitas con águilas en el perfil, cruzados del siglo XXI a golpe de click, isabeles san sebastianes de la vida.
Los primeros aspiran al relativismo cultural, y terminan con cacaos mentales tremendos, tratando de ser comprensivos con los burkas y demás bestialidades que jamás permitirían en terreno propio, y convierten su relativismo en hipócrita condescendencia primermundista. Los segundos no ocultan sentirse directamente como seres superiores, como cultura y hasta como raza, pero en pos de mantener el orden establecido habrían empuñado sus fusiles en contra de la Revolución Francesa que luego enarbolan con más hipocresía aún.
Y así, decía yo al principio, ni unos ni otros atacan la religión en sí.
Los primeros aceptan cualquier tipo de religión, pero primero ha de llevar el sello puesto por ellos mismos de "moderada" (si no, no son religiones de verdad, dicen); los segundos, aceptan a priori cualquiera que no sea la islámica, pues solo la islámica tiene algo que les repugna que no parece que tengan las demás, por más Breiviks que se les cite una y otra vez.
No tengo nada que decirles a estos últimos, totalitaristas disfrazados a menudo de demócratas, pues todo lo que les diga será perder el tiempo.
Pero con los primeros tengo una esperanza, así que ahí va un mensaje embotellado:
MENSAJE A LOS BUENROLLISTAS
¿Religiones moderadas? ¿Se puede creer con moderación, como estar embarazada solo un poco? No. Pero le basta a sus defensores con tomar de los libros sagrados lo único que les parece bonito; la sangre, el machismo, la homofobia y el racismo pasarán a ser inocentes metáforas o pecadillos de la Edad de Bronce o de la Edad Media, según toque. No,no sois igual de vehementes cuando se sostienen cuestiones científicas con la misma precisión que en la Ilíada, pero bueno, qué le vamos a hacer. De hecho, hasta algunos hay entre vosotros capaces de crear piruetas retóricas de tal calado que hasta logran convencer a otros de que ciencia y religión no son incompatibles.
El problema de estas religiones a la carta es que son como virus latentes que se agazapan sin parecer nocivos pero que tarde o temprano terminan siendo enfermedades peores aún; solo son moderadas porque las hemos domesticado, no olvidemos que ninguna de las mayoritarias nació así. Además, las "moderadas" parecer a las "extremistas" menos "extremistas" de lo que son en realidad; en el fondo, las "moderadas" parapetan a las "extremistas".
Las religiones "no moderadas", las llamadas "extremistas", parten ya desde una serie de creencias compartidas con las de los moderados. Añaden otras nuevas, sí, se muestran muy poco amables con el resto de la humanidad, desde luego; son más peligrosas, no cabe duda. Pero desde el punto de vista científico están igual de equivocadas que las moderadas que tanto defendéis desde la religiosidad o incluso desde el ateísmo más light. O peor, desde la más perturbadora, incongruente e irresponsable de las condiciones humanas: el agnosticismo.
Y uno suele pasarse al extremismo desde una posición supuestamente moderada, no desde el ateísmo. O bien mama el extremismo desde el principio, claro, pero partiendo también del mismo lavado de cerebro juvenil que te hace creer que existe un más allá. En un caso se te induce a la paz, decís; en otros, a odiar y matar, está claro. Pero solo partiendo desde un axioma absurdo pero intocable se puede mantener otro más absurdo por destructivo aún, pero no más absurdo por menos real y tangible.
Claro que hay contextos socieconómicos y geopolíticos de por medio, y desde luego que son coyunturales, algo que los imbéciles racistas y xenófobos no son capaces de entender. Y por tanto, la religión no es el único factor culpable en todo esto. Aunque puede que sea el último y el más importante cuando alguien está dispuesto a acabar con la vida de otros y con la propia tras el convencimiento religioso, y diré religioso con todo el desprecio, de que existe un más allá liberador que pondrá las cosas en su sitio, y más acá también.
Ya lo han dicho de una u otra forma Sagan, Dawkins, Hitchens, Onfray y cualquier defensor del ateísmo no light: joder, dejad que la libertad cognoscitiva de un chaval crezca libre de todo eso, y cuando se haga adulto ya quien quiera que les cuente milongas de serpientes que hablan o de caballos que vuelan hasta el cielo. Será raro, pero si adultos se las creen, pues genial. Cuando constatamos que no se hace eso y seguimos permitiendo que les laven el cerebro es porque interesa perpetuar la maldita religión, culpable de tanta mierda, que no solo del terrorismo.
Creer en un más allá, algo compartido por "moderados" y por "extremistas", implica que te comportes en el más acá de una forma determinada, y ahí está el problema, ahí está el quid de la moral no basada en el propio ser humano y en sus circunstancias reales, la única moral deseable. Que unos decidan interpretar que su dios inexistente les invita a poner flores mientras que el dios inexistente de los otros les invita a matar no es desde luego un asunto baladí, sobre todo para quienes acaban atropellados por furgonetas llenas de odio e imbecilidad.
Pero no olvidemos que los "extremistas" no existirían sin los "moderados", y que también hay que combatir la imbecilidad "moderada" para cercar a la "extremada", y para no minimizarla al compararse con la "moderada", que no con el sano ateísmo. Que no deja de tener gracia que unos le digan a los otros que su interpretación de las escrituras es la equivocada, y que entrar en ese juego es legitimar el de los "extremistas". No hay lugar aquí para debates teológicos, que toda teología es ilógica per se.
Por eso, y por más que me contéis que no lo hacen tanto como las "radicales", servidor no respetará nunca ninguna comunidad religiosa que se acerque a los niños para lavarles el cerebro y meterles miedo, culpa, psedomoral, supersticiones y déficits científicos para toda su vida. Esas serían las únicas religiones merecedoras de dárselas de laicas, interculturales y, si os empeñáis, "moderadas". Pero de momento, con "moderadas" os estáis refiriendo a religiones que no hacen eso tanto como las extremistas, pero que sí que lo hacen. Quizás no tanto, pero sí bastante.
Dejad pues ya lo de "Extremistas no, moderados sí"; o su equivalente "los musulmanes no son todos así". Lo de "vascos sí, ETA no" parecía un halago a los vascos, pero en realidad era un desprecio velado: le daba alas a la presuposición xenófoba de que todos los vascos eran potencialmente terroristas. Ahora esto es ya de proporciones milmillonarias en número de habitantes, y más cuando los incultos meten en el saco a todos los árabes, no necesariamente musulmanes, insistiendo en que les dirán "moros", hasta a los indonesios, que aunque hoy suene despreciativo la palabra, en época de Santiago el Matamoros no era así.
Y dejemos de ser tan ingenuos como para pensar que un atentado religioso no tiene nada que ver con la religión. Si queréis ser bienintencionados, ataquemos al verdadero enemigo de la razón.