El proceso constituyente hacia un nuevo régimen republicano ya ha comenzado en España con la entrada de Podemos en el gobierno. Este proceso tiene similitudes con el conocido 'procés' catalán, que comenzó en el año 2012 respaldado por las administraciones públicas. En el 'procés' varios partidos políticos y asociaciones civiles anunciaron el objetivo de independizarse de España, empezando primero con la autodeterminación de la comunidad autónoma, con la consecuente independencia de la región del resto de España.
En el caso de Podemos el objetivo es derogar el régimen del 78, eliminando nuestro actual estado de derecho basado en la Monarquía Parlamentaria establecida en la vigente Constitución. El horizonte es comenzar un nuevo proceso constituyente, para finalmente implementar lo que sería la tercera república de la historia de España.
Pablo Iglesias, el 6 de diciembre de 2020, día de la Constitución, publicaba un artículo en el diario Público donde indicaba las líneas maestras de este proceso a nivel nacional, cuyo título es “Horizonte republicano para el constitucionalismo social y democrático”.
La diferencia con Cataluña es clara. Allí se utiliza la bandera independentista para tapar las corruptelas de los partidos en el gobierno en una huida hacia adelante, arrastrando al pueblo catalán hacia una especie de entelequia de “tierra prometida”. En cambio en Podemos se valen de la situación monárquica actual, con un rey emérito en una penosa situación fiscal irregular, y de la oposición, que según el partido de Pablo Iglesias está lejos de las posiciones democráticas admisibles de nuestra época, para justificar una nueva constitución en España.
La situación nada ejemplar de Juan Carlos I le ha servido a Podemos para promocionar su proceso constituyente, y de paso para continuar Pablo Iglesias y compañía en primera línea política, posición que han perdido de forma progresiva.
Al factor monárquico se le suma la criminalización, y la consecuente invalidación, de la actual oposición parlamentaria, con la excepción de los partidos nacionalistas que comparten objetivo. Estos dos factores son los principales pilares donde se apoya Podemos para empezar un nuevo proceso constituyente en España, con la ayuda de los partidos independentistas.
Pablo Iglesias, que siempre habla en nombre del pueblo y de la gente, afirma que existe un debate mayoritario que concluye que vivimos en una monarquía invalidada, y que como consecuencia inmediata es necesaria la instauración de una nueva república en España.
Según Pablo Iglesias la mayoría de los medios de comunicación ocultan que hay una mayoría de ciudadanos que optarían por esta España republicana, y que dichos sondeos y encuestas que le dan la razón se ocultan deliberadamente.
En Podemos no son tontos, y son conscientes de que forman parte de un gobierno que ha jurado la actual Constitución. Pablo Iglesias afirma no cuestionar las convicciones y valores democráticos del Jefe del Estado. Para él, tanto el Rey como la institución que representa, “merecen todo el respeto y la cortesía institucional por parte de los que ocupan responsabilidades de gobierno.”
Eso no quita que puedan seguir defendiendo su propuesta de modelo de estado basado en la república. “Por eso nadie se debe ofender si decimos lo evidente, que hoy la monarquía está sometida a un debate social en España, acrecentado además por el furor monárquico de la ultraderecha.” Dice Pablo Iglesias en su artículo publicado el día de la Constitución.
La nueva república se fundamenta ahora mismo en la crisis monárquica, más la reivindicación de la derecha de esta institución, de la que Iglesias también afirma que “Juan Carlos I garantizó la pervivencia de su reinado gracias a su capacidad de escenificar un alejamiento de su origen franquista y de ganarse el respaldo de una parte de los sectores progresistas de la sociedad española.”
El republicanismo parece ser ampliamente asumido en Cataluña y en el País Vasco, y también es mayoritario entre el electorado de izquierdas. Al mismo tiempo los monárquicos concentran sus apoyos en los votantes de la derecha. “Nadie se debe ofender si constatamos lo evidente; que la monarquía no es hoy, para millones de españoles, un símbolo de unidad entre los ciudadanos y los territorios del Estado.”
Pablo Iglesias también se apoya en el conflicto territorial que ha existo en los últimos años, y que tiene que ver según él con las tensiones que genera un modelo centralista, a pesar de la cada vez mayor autogestión de las comunidades autónomas, con sus propias jerarquías y responsabilidades políticas.
El líder de Podemos también afirma que “los nuevos talentos emprendedores y los sectores más avanzados y comprometidos socialmente llamados a ejercer un rol clave en la reconstrucción de España después de la pandemia no se identifican con la monarquía parlamentaria.”
La pandemia por tanto también le ha servido como oportunidad para reivindicar su modelo de estado, criticando, y con razón, la gestión de los servicios públicos. Y de paso para reafirmar que los derechos de los trabajadores, el feminismo y la sanidad pública tendrían más y mejores oportunidades dentro de un marco republicano.
Pablo Iglesias mezcla la enseñanza, el sufragio universal, el laicismo, los derechos de la clase trabajadora, el feminismo y la multiculturalidad de nuestro país para defender su propio modelo de estado, que no ha podido emerger porque se le ha impuesto una idea de España estrecha, centralista y monárquica que impide el progreso de nuestro país.
Luego está la concepción maniquea del congreso de los diputados. Por un lado, están los malos, “un bloque de derechas que reivindica con una vehemencia sin precedentes la monarquía, que sigue creyendo que el Estado es suyo.”
Mientras que enfrente están los buenos: “Un Gobierno de coalición progresista, con un proyecto de país (…) una España con más justicia social, más plural, más democrática, más federal, fraterna y plurinacional. Esa España es republicana y asegura mucho más un camino compartido de sus pueblos y sus gentes.”
Por último Pablo Iglesias también hace una comparación entre nuestra realidad y la de los años 70. “La gente joven ya no entiende por qué, en el siglo XXI, no se le permite elegir democráticamente a los integrantes de todas las instituciones, incluida la jefatura del Estado” olvidando lo que significa convivir en un estado constituido en una monarquía parlamentaria, como sucede en países como Holanda, Japón, Reino Unido, Noruega, Suecia o Dinamarca, y que tienen una excelente puntuación en indicadores básicos como el porcentaje de clase media, de bienestar, de pobreza infantil, de corrupción o de libertad de prensa.
“Hoy, para honrar la memoria de los que se jugaron la vida y la libertad para devolvernos la democracia, debemos decir que los verdaderos padres y madres de la Constitución fueron los hombres y mujeres anónimos que se lo jugaron todo para restaurar la democracia.” Afirma en su artículo. Toda la razón para nuestro vicepresidente, a pesar de su que única concepción de democracia sea el de la república, en un mundo donde ningún sistema democrático es perfecto por si solo.
Las preguntas son varias: ¿Es esto otra huida hacia adelante sabiendo el desencanto de la ciudadanía con el partido morado? ¿Sus socios en esta aventura, los partidos independentistas, devalúa un proyecto genuino para el bien de todos? ¿Quién y cómo se establecería la república soñada por Podemos? Y lo que es lo más importante ¿Es la republica la única fórmula, y la más eficaz y eficiente, para conseguir un mejor estado de derecho y de bienestar en España?