No es extraño que cuando hay una noticia que atañe a la prensa -caso del encontronazo de la seguridad de Cifuentes en la Asamblea hace unos días- siempre haya meneantes que apunta algo parecido a 'ahora se quejan, pero luego seguirán yendo a las ruedas de prensa sin preguntas'. Y tienen razón, seguirán yendo a las ruedas de prensa, aunque no haya preguntas. ¿Por qué?
Para empezar, debemos tener claro que es una rueda de prensa y que no. Mal que nos pese, el mito de Rajoy y el plasma queda descafeinado si apuntamos que no fue aquello una rueda de prensa -créanme, yo estaba allí- sino una intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP retransmitida en abierto. Es decir, la intervención del presidente era privada, pero se decidió hacerla pública mediante su retransmisión por televisión.
Hay muchas reuniones de este tipo en todos los partidos y casi nunca se retransmiten. Si fue un error de comunicación hacerlo o como lo hicieron es otro tema. Lo mismo ocurrió con la última intervención de Cristina Cifuentes vía plasma (que tampoco es un plasma, pero vaya): no era una rueda de prensa. Tampoco son ruedas de prensa las declaraciones comúnmente llamadas 'institucionales'. Esto es, el personaje de turno llega, suelta su discurso y se marcha. Lo que ocurre es que muchas veces estas declaraciones institucionales se hacen con periodistas delante, pero no es una rueda de prensa. Dicho así parecería que no hay ruedas de prensa sin preguntas y que estábamos todos equivocados. Si, y no. La gente de comunicación es perro viejo y salvo que sepan expresamente que va a haber preguntas ('blablablá y posteriormente atenderá a los medios') convocan con eufemismos o dando rodeos ('fulanito ofrecerá unas declaraciones al término de la reunión') sin confirmar ni negar que vayan a haber preguntas. Y lo hacen porque si un político (en realidad vale para cualquiera) sale a la sala y esta vacía... da mal rollo. Y es que es lógico pensar que, si un político convoca una declaración sin más acerca de, digamos, 'la reunión con el viceconsejero de ordenación municipal de Casarrubios'... pues igual no va mucha gente.
Llegados a este punto estaréis pensando 'bueno, los redactores ya deberían saber cuándo los están utilizando'. Y si, tenéis razón. Los redactores lo saben, los organizadores saben que lo saben, pero todos juegan. ¿Por qué? Juegan porque las preguntas en rueda de prensa son la cara visible de un trabajo de fondo que se hace en silencio y literalmente sin cámaras.
Cinco párrafos después me centro ¿por qué vamos a ruedas de prensa sin preguntas? La primera razón es obvia: porque nos obligan. Aunque hay periodistas que eligen sus propios temas, la inmensa mayoría no. Vamos donde y cuando nos dicen nuestros jefes. Pero hay mucho más. Si os fijáis casi siempre los redactores preguntan tengan o no éxito, nunca se sabe si van a pillar al tipo en un momento de flaqueza (ejemplo de esto: realeza. Los reyes casi nunca responden, pero los redactores lanzan la pregunta porque a veces... cuela).
Tercer motivo: Off the record. Cuando acaba la intervención y se apagan los micros muchas veces la conversación sigue. Y ahí es donde se saca la chicha. Diputados llamado hijoputa a su amigo de toda la vida, otros confirmandos que han votado en contra del partido, valoraciones personales acerca de tal caso... ¿Sabéis eso de 'fuentes internas dicen que...'? pues a veces salen de ahí.
Y cuarto motivo... para que te vean. Si, así de simple: meterte en la mina y picar piedra a ver si aparece un diamante algún día. Si te comes catorce ruedas de prensa sobre la municipalización del extrarradio de Almendralejo puedes ir luego al jefe de prensa y decirle 'eh, ahora me toca una entrevista que he dado salida a todas estas no-tocias'.
Ahora ya no es tan normal, y mucho menos en información general, pero hasta hace bien poco a determinados actos culturales de gran importancia te denegaban la acreditación si no habías ido previamente a X número de actos de la organización.
Si, suena un poco mafia.
Así que recordadlo la próxima vez que nos veáis a los periodistas en una rueda de prensa, o lo que sea, sin preguntas. Creedme que yo, por hobby, no me pasaría la mañana en la sede de un partido político.