Hace un par de fines de semana tocó visita a la familia extendida en la otra punta de la Comunidad. Cerca de 200 Km con los míos en el coche, casi siempre tirando de autopista para hacerlo más llevadero.
Como en la mayoría de los viajes, los temas de conversación terminan por agotarse hasta el punto de que los detalles de la conducción se vuelven el único entretenimiento disponible. Esta vez me dio por observar las aventuras de un Mini Cooper Clubman beige que me hacía compañía a unos metros por delante desde la misma entrada en la autopista.
Normalmente un viaje de este calibre sería suficiente para encariñarse con cualquier compañero de calzada, pero en esta ocasión lo único que ocupaba mi mente era un defecto en la conducción del Mini: jamás usaba los intermitentes al cambiar de carril. Clavados los dos a la velocidad máxima de la vía, en el primer día del fin de semana, las oportunidades de adelantar llegaban cada pocos segundos, y en ninguna de ellas el coche en vanguardia indicó sus intenciones de forma luminosa.
Así hasta que nos preparamos para rebasar un camión a una marcha muy por debajo de nuestra velocidad. En ese momento un Volkswagen Golf negro pasaba alegremente por el carril izquierdo justo cuando el Mini decidió cambiar de carril sin señalización alguna. El resultado fue un aparatoso accidente a alta velocidad de los que hielan la sangre.
Por suerte los que veníamos por detrás tuvimos tiempo y distancia para probar el ABS de nuestros vehículos y evitar mayor catástrofe. Algunos emprendieron la marcha y otros sacamos el triángulo y nos paramos en el sitio menos peligroso de la autopista para asistir a los accidentados.
En escena el Volkswagen pendulando de medio lado y el Mini empotrado contra el quitamiedos derecho, uno conducido por un chico de trentaytantos y el otro por una señora de cincuentaytantos con su marido. Todos tan frescos como lechugas, gracias a dios. Tanto que lo primero que hicieron para diluir adrenalina fue gritarse los unos a los otros.
No obstante, cuando la cosa se enfrió empezaron los razonamientos de cara a los seguros y las anotaciones de testigos "por si acaso", pero con una opinión muy destacada por parte de la conductora del Mini: el Volkswagen tenía que haberla visto, daba igual que hubiera señalizado el cambio de carril o no. "Me tenías que haber visto. Tú tienes que ir pendiente. ¡Vamos los dos hacia el mismo sitio niño!".
...
Desde entonces no paro de examinar de forma más consciente la "higiene" de la conducción vial actual con respecto a los intermitentes, formando una estadística mental (que reconozco muy poco fiable). Los resultados son desoladores, he tenido trayectos cortos donde el uso de los intermitentes para señalizar cualquier maniobra es prácticamente inexistente. Y parte de la sorpresa es darme cuenta de que esa ausencia en la época en la que me saqué el carnet (hace ya 25 años) hubiera sido una excepción objetivamente extraordinaria que haría saltar las alarmas a cualquiera que presenciara tal temeridad. Y digo sorpresa porque quizá sea que poco a poco me he acostumbrado a ver cómo otros ignoran sin castigo la necesidad y la utilidad de señalizar hacia dónde se van a dirigir.
O la obligación de hacerlo. Que dice el Reglamento General de Conducción:
Artículo 108. Obligación de advertir las maniobras.
1. Los conductores están obligados a advertir al resto de los usuarios de la vía acerca de las maniobras que vayan a efectuar con sus vehículos.
2. Como norma general, dichas advertencias se harán utilizando la señalización luminosa del vehículo o, en su defecto, con el brazo.
Todo esto me lleva a sopesar la materia de las campañas de seguridad vial y la atención de Tráfico a cada infracción. Si bien creo que en los 90 se ganó la batalla para hacer del cinturón algo esencial, ahora veo que el foco está en el uso del móvil al volante, en la convivencia con vehículos de dos ruedas, en el uso de drogas o en la eterna velocidad excesiva. Todos problemas a solucionar, sin duda, pero que reciben atención preferente y sanciones ejemplarizantes de forma rutinaria, contrastando de forma muy notable con las fugaces campañas del uso del intermitente www.youtube.com/watch?v=lWweUlJTD7o y el hecho de que jamás he conocido a alguien que haya recibido una multa por no indicar correctamente una maniobra, pese a cruzarme cada día con decenas de conductores que se suponen rodeados de videntes.
Que sí, que cuando lleguen los coches autónomos ya se encargará la CPU de turno de saber hacia dónde vas a girar, pero hasta entonces PON EL INTERMITENTE.