Por fin, después de 3 años y medio, iban a ejecutar el software. Habían rellenado miles de algoritmos y datos reales. El ordenador Hope, el más potente del mundo, estaba situado en el centro de investigación militar de Indiana.
Clima, población, recursos, evolución, naturaleza... todo lo que podría influir en cómo iba a ser el futuro estaba ahí. Datos climatológicos de más de 70 años. Población conocida de más de 3 millones de especies animales, 250.000 de vegetales. Reservas conocidas de todos los minerales inventariados. Volcanes, ríos, mares y atmósfera.
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Hope va a decirnos qué hacer para sobrevivir en el planeta. Con los teras de información previa, el programa nos dirá cómo salir del atolladero climático, sobreextractivo y contaminante en que nos hemos metido.
Como en el lanzamiento de un transbordador espacial, comienza la cuenta atrás. 10, 9, 8...
Cuando llega el momento, el presidente pulsa Enter, la pantalla se enciende y nos da los datos pedidos. Entre ellos, el principal.
Posibilidad de supervivencia.
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