Israel acaba de ganar Eurovisión con una canción contra el bullying, y a los dos días mata a 55 palestinos por manifestarse acercándose a una valla. Con francotiradores y lanzando botes de humo desde drones. Y leo a ultraderechistas en Twitter justificando esa masacre, y al Muy Honorable Puigdemont diciendo hace cuatro días que Israel era un ejemplo a seguir.
Europa ha cambiado las leyes de inmigración, y ya ha habido dos juicios contra ONG´s dedicadas a salvar gente en el mediterráneo. El mundo al revés, los que dejan una vida cómoda y se lanzan a salvar vidas son perseguidos judicialmente, mientras los que deberían buscar una solución sólo la encuentran comprando países sin gobierno, como en Libia.
Veo que en el estrecho de Bering no queda ni gota de hielo, valga la gracieta. El cambio climático no es algo que se pueda negar por nadie, excepto por el presidente elegido democráticamente del país más poderoso del mundo. Ostras.
Donde vivo, en Cataluña, ya hay más fascistas que personas, al menos según los de cualquiera de los dos bandos. Los que no estamos ni con una opción ni con la otra somos crucificados por ambos, y los enfrentamientos entre familiares y amigos son diarios. El presidente, autoexiliado, elige a un señor con pasado cuando menos bastante discutible, pero no le deja ni entrar en su despacho, no vaya a ser que le guste.
En Twitter la guerra entre independentistas y unionistas se llena de miles de zascas. Un Rufián dijo en 2015 algo que ahora suena ridículo, mientras lo que para Rajoy en 2014 era bueno ahora es malo. Y así pasan los días, sin avanzar más que hacia el mutuo odio y el radicalismo bipolar. Y, lo peor, hay algunos inmaduros, mentirosos o vaya usted a saber qué, que aún tienen las narices de declararse equidistantes. Sinverguenzas. Y fascistas, por supuesto.
Aumentan las violaciones, la justicia se modifica a golpe de titular. Los jueces que hace dos días eran sagrados ahora se equivocan siempre, sea para mi lado o para el contrario. No se puede discrepar ni media coma del barbifeminismo, a riesgo de convertirte en machista paternalista, o aún peor, en mujer machista. Y el machismo real, el que mata, menosprecia, minusvalora o paternaliza, continúa ahí, en los chavales de 18 años. Sin retroceder ni un palmo. Menos mal que existe barbijaputa, pero qué lástima que sea tan barbijaputa.
La Guardia Civil, o los que quedan vivos después del famoso atentado etarra de Altsasua, se pelean borrachos con el primero que les levanta la voz, mientras desaparece marihuana y cocaína a ritmo del nuevo himno español de Marta Sanchez, a por ellos oé. Para el gobierno del PP las peleas de borrachos son bárbaros atentados en el norte y pequeños tumultos en el sur.
Cantantes encarcelados. Prohibida la canción irónica, metafórica, Kortatu, La Polla Records o hasta Loquillo o Los Ronaldos. Varios años de prisión por cantar. Ostras.
La economía va bien, salarios congelados. Pisos, gentrificación, inseguridad, contaminación, prohibiciones e impuestos crecientes. Ostras.
La prensa está feisbukizada, no se va a creer lo que pasó a continuación está en la primera página de El País o La Vanguardia, porque los que pagan mandan y un click permite prostituirse.
Pero el Madrid va a ganar la Champios, y el Barça la liga, y Kiko Rivera está de baja por depresión, y nosequién le ha insultado a nosecuál en supervivientes. Y tenemos doscientas series nuevas en Netflix, y Amazon Prime me deja en solo 39,99€ el último gadget que guardar en un cajón.
Por eso no pasa nada. Saben que lo peor que podemos hacer es escribir un artículo de mierda como éste. Se nos está quedando un mundo bonito.