Qué guapa es nuestra princesita Leonor. Y qué feliz se la ve. Siempre sonriendo con esa carita tan mona. Está para comérsela. Yo creo que ella ya, en su corazón, nota cómo la quieren todos los españoles de bien y que por eso se la ve tan feliz. Sin duda todo ese amor se lo han transmitido de nuestra parte sus bondadosos padres.
El otro día salió por la televisión. Leonor estaba guapísima con un vestidito de color azul, y simpatiquísima, como siempre. Qué primor. Hasta estaba un poco revoltosilla, y sus padres la tenían que corregir. Qué bonito es ver que nuestra Familia Real es como una familia más. Es familia de todos. Es como nuestra familia misma.
Ahora bien, lo que no entiendo es lo de esa otra niña que sale siempre. Cada vez que nos muestran a nuestra querida Leonor sale con otra niña. ¿Para qué queremos ver a esa otra niña? Queremos ver a nuestra Leonor, a nuestra princesita. No entiendo por qué sale esa otra niña por todas partes. Señores de la televisión: dejen de sacar a la otra niña ya. Sobra. Céntrense en nuestra Leonor.
Me acuerdo cuando nos pusieron por televisión a Leonor yendo a la escuela. Fueron unos momentos tan entrañables para todos los españoles. Hacía tiempo que no la veía y casi lloré: ¡si es ya una mujercita! Pero, una vez más, allí estaba la otra niña con la que nos sacan siempre a nuestra Leonor. Cada vez que vemos a nuestra querida Leonorcita por la televisión, a nuestra Princesa de España, tenemos que ver a esa otra niña con ella. ¿Pero para qué?
¿Que Leonor acude a un acto? Hala, ahí está esa otra niña. ¿Que Leonor asiste a una celebración? Otra vez la otra niña por allí. ¿Que vemos a Leonor jugando feliz? Pues no faltará la otra niña rondando cerca. Siempre igual ¡Que no! ¡Que no! ¡Que los españoles no queremos ver a esa otra niña! ¡Queremos ver a nuestra queridita princesita, que ya es como una reina en nuestros corazones, y vale!
Vamos a ver, señores periodistas de la televisión: imaginemos que queremos vender un coche. ¿Estaríamos constantemente enseñando la rueda de repuesto? Mira que preciosa línea... y mira esta rueda de repuesto. Qué asientos tan cómodos... y qué rueda de repuesto. Fíjate en este completo salpicadero… y en la rueda de repuesto. ¿A que es absurdo? La rueda de repuesto se saca cuando hace falta. Basta con saber que la hay y que si se produce el pinchazo la ponemos en su sitio y nos olvidamos. Pero mientras tanto, centrémonos en lo importante: esa preciosidad de princesita que casi no nos merecemos los españoles de tan guapa que es.
Así que tomen nota, señores de la televisión: Princesita solo hay una, nuestra Leonor. Esa otra niña que sale siempre por ahí rondando no pinta nada. No lo digo yo, lo dice la Constitución Española…