Empieza a hacer frío

Me llamo Ahlit, y cogí un vuelo el 2 de noviembre a Minsk. 375$, solo ida. Mi hermano Galhed lleva ya dos semanas aquí, en la frontera de Bielorrusia con Polonia. Es cuestión de tiempo que podamos entrar.

Frente a nosotros, una valla de pinchos destrozada ayer noche, cuando los polacos estaban dormidos. Subimos la pendiente, cavamos los agujeros bajo los palos que sostienen las vallas, y tiramos más de 100 metros de valla.

Por la mañana, más soldados. Son jóvenes, más que yo. No llevan barba, y miran al infinito como si no nos vieran.

Mi prima Dahlila, con sus dos hijos, está aquí también. No sé cómo consiguió el dinero para el vuelo, pero ha llegado y duerme a nuestro lado.

Llevábamos semanas oyendo sobre las ofertas de vuelos a Europa, pero hasta que no vi que Galhed se iba, no me lo creía. Me llamó desde Bielorrusia, ya había llegado y estaba a solo 300 km de la frontera con Polonia, 10 días. El tuvo suerte y les llevó un camión por 20$, yo tuve que andar hasta que un paisano me recogió y acercó a Grodno.

El bosque es cerrado, no hay claros y nos cuesta dormir con los lobos aullando y los niños llorando. Hay fogatas por todas partes, pero hace frío. Por el día se está muy bien, pero por la noche casi congela, nos acercamos unos a otros buscando calor.

¿Qué nos espera tras la valla? Sabemos que Polonia no nos quiere, pero queremos llegar a Alemania, donde viven muchos conocidos. Sé que en Cottbus hay una empresa donde necesitan trabajadores, uno del pueblo gana casi 1000€ allí.

Tengo que llegar. No he hecho este viaje para nada. Mi madre se ha quedado allí, pero ella no tiene fuerzas para dejar su vida, y yo aún soy joven. Tengo que llegar.

Ahmed se hizo talibán hace años, dejó de ser mi amigo. Se juntó con esos que vinieron de fuera, que explican todo lo que hacemos mal y nos obligan a actuar como ellos. A mi no me gustan, y mi mamá dice que es volver al pasado. Ahmed es una buena persona, eso lo sé, pero se ha creído lo que dicen los pashtún de fuera, y no hace caso a sus padres.

Quiero saltar, llegar a Alemania, trabajar y formar una familia. Tengo que hacer lo psoible por conseguirlo.

Pero tengo enfrente a esos soldados con casco y fusil, que dicen que soy ilegal.

Espero conseguirlo. Solo quiero ser como ellos.