Esta es una reflexión matemática, así que os pido que no me la tengáis muy en cuenta, pero al mismo tiempo me gustaría conocer vuestra opinión sobre esta miserable sospecha.
Dana partido por T, cuando todos sabemos que la DANA es una cantidad desmesurada y repentina de lluvia, y T es el tiempo transcurrido desde el evento.
Por lo que parece, la jugada es reducir el coste. Y el procedimiento, hablar sobre la culpa, la responsabilidad, el relato, las mentiras, los engaños, los bulos, la incompetencia, las consecuencias políticas, el cambio climático, los tetas de Proserpina y los huesos (o los huevos) de San Anselmo.
Pero a medida que aumenta T, el coste se reduce. Porque si mandas la ayuda el día uno cuesta 1000 unidades (millones de Euros o lo que os parezca), pero si la envías el día dos, ya cuesta 890 millones, porque la gente ya ha haecho un montón de cosas por su cuenta. Y si la envías el día tres, cuesta 765, porque la gente ya ha despejado algunas calles y ha pedido ayuda a sus vecinos. Y si la envías el día 4, como los españolitos de a pie son así y ya se han movilizado, entonces cuenta 711. Y el día cinco, sólo va a costar 644. Y así, hasta que si dejas pasar el tiempo suficiente, movilizando recursos con cuentagotas, la solución de los problemas más urgentes ha salido del lomo de la sociedad civil, y no del Estado.
Debatir, no cuesta dinero. Señalar mentirosos, tampoco. Generar indignación, menos aún. Se trata de actividades estériles, como pedalear en una bicicleta estática, que puede mejorar la salud para el futuro pero no te va a a llevar a ninguna parte. Cuando te bajas de la bici sigues en la misma puta granja para sedentarios donde estabas al principio. Y no se ha arreglado nada.
Lo otro, lo que importa, queda al margen, porque arreglar las cosas cuesta esfuerzo y dinero. Y canto más tiempo se deje pàsar, menos habrá que barrer y menos que arreglar.
Os apuesto lo que queráis a que los seguros piensan lo mismo y tardarán semanas en mandar sus peritos a evaluar los daños. Porque para entonces, la T habrá crecido y ya se habrán arreglado muchas de las cosas más urgentes. Pero los habrá arreglado otro, mientras los cuatro lelos (o hijoputas, según) de siempre buscaban culpa, relato y bulo, en vez de escoba, manguera y cubo.
La incompetencia también es, lo es sobre todo, debatir las cosas a destiempo. Los bomberos no pueden sentarse a discutir la causa del incendio antes de apagarlo. Primero lo apagan y luego ya se verá.
O así entiendo que debería ser. Pero ya sé que es como predicar en el desierto.