Viendo el éxito de mi artículo sobre las palabras que existen en gallego para designar la lluvia, sigo dándole a la tecla para hablaros sobre otra cosa típica gallega: las bateas. Puede que algún despistado no las conozca. Y no hablo por hablar, hace un par de años vino de visita a Galicia un amigo madrileño y al ver todo el despliegue de bateas sobre la ría de Vigo, me preguntó si todas esas cosas negras eran plantas petrolíferas. En ese momento entendí que posiblemente más personas no sabían que pintaban esas plataformas de madera sobre el agua y que se montarían unas historias la mar de curiosas intentando darle una explicación. Tranquilos meneantes, ya sé que vosotros sois extremadamente listos y jamás cometeríais tal error. De todas formas, me ha parecido un tema interesante, sobre todo su historia, así que ahí va.
¿Qué es una batea?
La RAE lo define como “plataforma de madera que se coloca en el mar para la cría o cultivo de mejillones y otros moluscos”. Siendo un poco más extensos, las bateas están construidas con un entramado de grandes vigas, normalmente de eucalipto, apoyadas sobre grandes flotadores. En estas vigas se colgarán las cuerdas de nailon en las que crecerán los mejillones. Su superficie suele ser de unos 550 metros cuadrados y para evitar que se muevan, están unidas a un bloque de hormigón de 10 toneladas por una cadena. ¿Cómo calculan el largo necesario desde el fondo hasta la batea? El tamaño está determinado por la pleamar máxima en el equinoccio. Si queréis conocer en detalle los diferentes elementos de la batea y el proceso de fabricación, os recomiendo pasaros por esta presentación y esta noticia.
¿Sabías que existen 5 etapas en la producción del mejillón?
Las cinco etapas de la producción del mejillón son: obtención de la semilla, colocación de los juveniles en la cuerda, desdoble, engorde y cosecha. Las semillas se recolectan en las rocas, de forma similar a la recolección de los percebe. ¿Por qué se realiza en las rocas? La respuesta está en el proceso de fecundación del mejillón. Este se realiza en el mar y las larvas son arrastradas por las corrientes hasta las rocas, donde se adhieren los pequeños mejillones. Tras su recolección, estos mejillones se cuelgan en cuerdas envueltos en redes que irán desapareciendo una vez se unan de forma natural a la cuerda. En la etapa de desdoble, una vez empiezan a crecer, se separan por tamaños y se preparan nuevas cuerdas con ellos. Con esta maniobra se evita que puedan romper las cuerdas por un exceso de peso o que se desprendan los mejillones. Una vez terminado este proceso, llega el momento del engorde para su posterior cosecha. La duración media de todo este ciclo es de unos 13 meses, momento en el que se alcanza el tamaño idóneo para comercializarse.
El mejillón antes de las bateas y la llegada de la primera batea a la ría de Arousa
Hasta la creación de las bateas, el mejillón se recogía en su hábitat natural: las piedras. Hay constancia de que ya en el siglo VII a.C., los celtas los recolectaban aprovechando las mareas bajas para alimentarse. ¡Hasta llegaron mejillones a la corte de los Austrias en el siglo XVIII! Se enviaban barriles con ostras y mejillones en escabeche para que pudieran disfrutarlos durante la cuaresma.
A pesar de las experiencias previas en el cultivo de este molusco, como el cultivo en viveros de ostras y en estacas, el boom no llegará hasta el cultivo del mejillón suspendido. Fue en 1945 cuando llegó la primera batea a la ría de Arousa. Contaba con un único flotador que soportaba el peso de las maderas y unos pocos metros de cuerda de esparto crudo. Los buenos resultados hicieron que las bateas se extendieran a lo largo de la costa gallega: la ría de Vigo, Sada y Muros, Cambados, O Grove, Bueu, Redondela y Pobra do Caramiñal.
¿Realmente la primera batea llegó a la ría de Arousa? Moaña reclama la patente de la primera batea según cuenta Faro de Vigo. Lo cierto es que esta historia es un tanto trágica. En 1932, Manuel Otero decide cultivar mejillón en la ría de Vigo usando un modelo similar al utilizado en Cataluña. Enrique Juncal sería la persona a la que le delegaría el cuidado de la misma, ya que podía verla desde casa. Hasta aquí todo bien, pero un día de temporal (dígase ciclogénesis explosiva, si te gusta más el término que está de moda) se acercó hasta la batea para asegurarse de que daños. La hazaña acabó con Enrique con una pulmonía que acabaría con su vida semanas después y una batea desatendida.
Así se reparten las bateas en las rías gallegas
Actualmente los polígonos de bateas se encuentran en cinco rías de la costa gallega con un total de 3.337 bateas: la mayor concentración de bateas las encontramos en la ría de Arousa con 2.292, seguido de Vigo con 478 bateas, Pontevedra con 346, Muros-Noia con 118 y Areas-Betanzos con 103.
Para terminar, según la Organización de Productores de Mexillón de Galicia, la producción de mejillón en Galicia representa un 94% de la producción española y un 50% de la producción mundial. ¡Casi nada!
Si os interesa el tema podéis leer más sobre bateas y mejillones en el libro Biología y cultivo del mejillón (Mytilus galloprovincialis) en Galicia y en este artículo de GCiencia (en gallego). La primera imagen es de la Wikipedia y la segunda de Pixabay.