Los acontecimientos ocurridos en las últimas semanas en relación al independentismo catalán y la postura del partido político al que voté en las pasadas elecciones me obligan a expresar en voz alta mis inquietudes por cuestión de conciencia:
1. El fascismo, el franquismo y la derecha no sólo ganó una guerra civil: también nos robó un país. Nos despojó de la patria, usurpó de manera ilegítima los símbolos nacionales, manipuló la historia y nos convirtió en traidores. La izquierda, en lugar de reivindicar el sentimiento nacional legítimo, de recuperar la idea de una España unida, socialista y libre como principal motor de la lucha obrera, se contaminó por la propaganda fascista y ahora repudia no sólo el nombre de España sino también a los trabajadores que se identifican con su nación. La izquierda es promotora y responsable de que la clase trabajadora, tras la rojigualda y la estelada, luche entre ella: favorece el fortalecimiento de la burguesía y la patronal.
2. No tienen legitimidad política para reformar la Constitución del 78 aquellos que protegen y justifican, por acción u omisión, a la derecha catalana que ha violentado nuestro marco legal de convivencia. No podrá hacer cumplir la ley en el futuro quién no persigue ahora, independientemente de su inclinación política, a aquellos que violan las leyes y, en consecuencia, no estarán legitimados para formar un gobierno que me represente ni que sea digno.
3. Creo en la libertad de pensamiento como pilar básico de la democracia y que es un derecho irrenunciable de la ciudadanía el situarse en contra de aquellas leyes que considere injustas. El pueblo tiene libertad para cuestionar una ley pero no puede incumplirla en un Estado de derecho: si queda al criterio individual lo que debe acatarse y lo que no, la parte más débil de la sociedad nunca estará a salvo de la depredación patronal y burguesa. Las leyes deben ser enmendadas o derogadas dentro del orden constitucional.
4. La Constitución ha sido violentada y, por tanto, ha sido atacado el pueblo español y la soberanía nacional. No me puede seguir representando un grupo político, por mucha simpatía que me despierte, si no tiene la valentía necesaria para defender a su nación y a su pueblo de una agresión sin importar cuál sea su origen.
Mi postura para hacer frente al conflicto es la que sigue:
1. Se debe diferenciar el apoyo al gobierno del apoyo al Estado. Podemos debe ser responsable y apoyar al Estado en la defensa de la ley y del orden o terminará desapareciendo de la vida política.
2. Se deben apoyar todas las acciones que emprenda el Estado para recuperar la convivencia constitucional si son medidas proporcionadas y contempladas dentro de lo que conocemos como Estado de derecho.
3. Se deben convocar elecciones generales inmediatamente después de que se restablezca el orden constitucional.
4. La soberanía nacional reside en el pueblo español. Se debe impulsar un referéndum en el que se consulte a la totalidad del pueblo español si acepta un referéndum pactado en Cataluña sobre su posible independencia. Hacerlo de otra manera no sería legal salvo que, de conseguirse una mayoría suficiente, se modifique la Constitución para hacerlo posible.
5. Podemos, como partido nacional, debe defender al pueblo español. Si se acepta el referéndum secesionista se debe dejar claro que, de proclamarse la independencia, aquellas regiones que voten en contra seguirán formando parte de España tal como ocurrió en el pacto Quebec-Canadá. Se debe, también, prohibir expresamente la información sesgada o manipulada durante la campaña del SÍ o del No: por ejemplo, Cataluña quedaría automáticamente fuera de la Unión Europea y eso es un hecho, no algo a debatir.
De todo lo expuesto depende la supervivencia de Podemos como partido político y que mejoren las condiciones de vida de mucha gente en un futuro próximo, si es que su intención no es la de devolver al PSOE los millones de votos que consiguió quitarle. Mientras Podemos continúe por este camino, equivocado a mi modo de ver, la fractura social probablemente se volverá irreversible para esta generación.
Muchas gracias a los que me hayáis leído y un saludo a los fanboys de uno u otro bando.