Los estudios han demostrado que después de tan solo 20 minutos con un perro de terapia, los niveles de hormonas del estrés en los pacientes disminuyen y los niveles de endorfinas reductoras del dolor aumentan. Las endorfinas son el narcótico natural del cerebro, la sustancia responsable de la euforia del corredor, la cual ayuda a los atletas lesionados a ignorar el dolor. Ni el tamaño del perro ni la raza importan, pero debe ser dócil, no debe ser agresivo ni puede tenerle miedo a los desconocidos, a los ruidos fuertes o extraños, a las sillas de ruedas o elevadores.