La misma gente que dice que no hay racismo en España es la que blanquea luego a VOX.
Por eso una gran parte del periodismo deportivo patrio que es, básicamente de ultraderecha, se la está cogiendo con papel de fumar para explicar lo de Vinicius. Nadie es malvado por llamar tonto o payaso a otro. Sobre todo porque puedes tener la razón, todo depende de a quién se lo dices. En cambio, llamar negro a otro no depende de quien tienes delante sino de la mierda que uno tiene dentro. Resulta tan alarmante como desalentador ver a una gran parte de periodistas con carrera universitaria no entender esto, que es de primero de ética de bachiller. También resulta extraño escuchar discursitos aleccionadores en periodistas que han expresado su apoyo sin fisuras a VOX.
En cambio, no resulta tan extraño que un tipo que cuando tenía veintitantos iba por las calles de Aragón buscando gais y negros a los que apalizar y que ahora dirige la Liga Profesional de Fútbol te diga que no hay racismo mientras pide el voto para VOX.
Y tienes que tragarte que, compañeros de Vinicius, aporafóbicos de manual como Carvajal y cía, invitaran a Vox al palco y ahora vengan a dar lecciones sobre humanidad y anti-racismo. Llovía sobre mojado.
Y los mass media insisten en que no hay racismo en España pero invitan al líder de un partido racista a un programa de máxima audiencia en horario infantil y bate récords de audiencia (Abascal en El Hormiguero). Quieren lo bueno de ser un fascista pero no lo malo. Han blanqueado a unos racistas y ahora quieren negar la mayor, cínicos.
Y ya, para terminar este circo de pijos racistas haciendo la cuadratura del círculo, ayer, la hermana de un Ultrasur condenado por apalear inmigrantes, dijo en horario de máxima audiencia que la culpa de los insultos racistas a Vinicius era "del ministro". Suponemos que para Villacis pegar a negros pobres es una fruslería, pero insultar a un millonario es comunismo.
Poco nos pasa para todo lo que nos merecemos. ¿Racistas en los campos? Son de los vuestros, amigo. ¿De qué os extrañáis ahora cuando medio mundo nos llama rascistas?