El otro día, con el tema del futbolista este al que llamaban nazi, lo que provocó la suspensión del partido, se preguntaba alguien si es un insulto llamar nazi a un nazi. La pregunta parece que llegó lejos porque la he visto repetida de un modo u otro en diversos medios, incluidos un par de diarios de referencia.
¿Es un insulto llamar nazi a un nazi? Pues no lo sé. Pero si de veras queremos saberlo, busquemos otros ejemplos, donde la parte emocional cambie de platillo.
¿Es un insulto llamar negro a un negro?
¿Es un insulto llamar puta a una prostituta?
¿Es un insulto llamar cojo a un cojo?
¿Es un insulto llamar idiota a esa parte de la población que, casi infaliblemente está/estamos por debajo de la inteligencia media?
La pregunta que es procedente, en realidad, es si la verdad es una eximente, o siquiera una atenuante, para las injurias, la mala educación y la falta de civismo.
Decirle a una mujer "su hijo es subnormal" no es justificable en ningún caso, bajo ninguna circunstancia, y sea como sea el niño. O vamos, eso creo yo.
Creo muy sinceramente que la verdad, como la caridad, como la solidaridad, nunca debería utilizarse como arma arrojadiza, y que cuando vemos a alguien tratando de escudarse tras ella para hacer daño a terceros estamos ante un verdadero cabrón, emboscado, y cínico.
Porque no se hizo el hombre para la verdad, sino la verdad para el hombre.
Porque la sinceridad nunca fue una virtud.
Porque el uso de la verdad como agresión es una conducta propia de santurrones, y no hay nada peor que los santurrones, que son las personas tóxicas vestidas de humanitarias.