De todos es sabido que la Dirección General de Tráfico innova y propone cambios en la legislación para aumentar la seguridad en la carretera (que no de la carretera, que son cosas diferentes; no hay que confundirse). Gracias a nuestros amigos de la Guardia Civil, código en mano, nos previenen de botarates al volante, gente de pie derecho de plomo y ex-toreros alcoholizados. Ahora se ha eliminado la norma que permitía superar la velocidad máxima en 20 km/h para realizar adelantamientos. y prometen seguir buscando otras vías para reducir los accidentes (vías que, en el otro sentido de la palabra, el gobierno quiere hacer de pago). Así que aquí dejo unas cuantas ideas prácticas para ello.
1.Controles de somnolencia
Que el alcohol y las drogas afectan la capacidad de conducción es innegable, pero seamos sinceros: normalmente el uso del coche no es para ir y venir del bar. Por supuesto que está el que se toma el carajillo antes de ir al tajo o al que no le falta su cubata de DYC antes de volver, pero el principal peligro al volante es el cansancio. En esta sociedad en la que dormimos poco y el transporte urbano o bien es inexistente o bien es para pobres, quien más y quien menos levanta el freno de mano con un bostezo y activa su limpiaparabrisas personal para quitarse las legañas y, más tarde, después de una dura jornada de/buscando trabajo, vuelve a casa poniendo el intermitente a la ducha y metiendo el punto muerto en la cama. Pero hay otros que no, que cuando vuelven del trabajo les gusta hacer cosas raras como jugar con los niños, discutir con la pareja o engancharse delante de una pantalla. Y claro: las once, las doce, la una... Y vuelta a empezar.
Conducir cansado o con sueño es extremadamente peligroso. Se pierde muchísima capacidad de reacción. La diferencia con el alcohol es que eres consciente de la pérdida de esa capacidad y vas tan inseguro que hasta pones los intermitentes a la hora de girar, para avisar a los demás de que te vas a mover de carril y que estás cansado. Muchos intentan paliar ese cansancio sintonizando algún programa de radio matutino, que bien o son anfetamina auditiva o bien te activan a base de ponerte de mala hostia, y sustituir el cansancio por la mala leche es aún peor. De hecho, con esto último hay quien empieza a usar los intermitentes pero avisando de lo contrario de lo que va a hacer, para dar por culo al resto de conductores.
La solución es realizar controles de cansancio. Con un aparatito deseando ser patentado llamado somnímetro que avise al agente de tu grado de fatiga. No tienen por qué parar a todo el mundo; basta conque vean a alguien bostezando al volante. El cacharro mediría el nivel de horas que has dormido la noche anterior a coger el vehículo y, si no has superado las ocho horas de rigor, multa al canto. Por supuesto, haber dormido menos de cinco horas conllevaría consecuencias penales. Diferentes grados, diferentes consecuencias, como el alcohol.
Por supuesto, con esta idea se reducirían dramáticamente los accidentes, y puede que se gane un dinerillo extra para el estado. Estoy seguro de que la gente dejaría de conducir somnolienta y que hasta los gallegos se irían a la cama un martes de verano a las 21:00.
2. Contaminación visual
Te pueden multar por que tu coche sea excesivamente contaminante; un poco injusto, pues nunca sabes cómo el fabricante de tu coche ha trampeado el sistema medidor de emisión de gases, pero necesario. Te pueden multar por contaminación sonora; es decir, que tu Opel Corsa del 89 suene como una cortacésped a queroseno y que tengas a los vecinos que no saben si vas a trabajar o a recortar los setos. Pero también se debería multar por contaminación visual.
Y no, no me estoy refiriendo a que de repente empezemos a multar a los propietarios de Dacias y mandar a prisión al que quede con un Fiat Multipla, sino de mantener el coche en un estado de limpieza impecable.
Volvamos a ser francos: solemos dejar el coche cubierto de mierda hasta los topes, ahorrando el euro que cuesta darle un manguerazo en la gasolinera, esperando a que llueva (bien para los amigos gallegos antes mencionados, peor para tu amigo cofrade de Sevilla) y peor desde que está prohibido hacer lo que hacía tu padre que era llevarlo al río o al pantano a darle con la esponja y, ya de paso, cambiarle el aceite. Te montas en el coche y, si ves que la luna delantera está demasiado guarra, le pegas un tirón a la palanca del chorro, un par de meneos con los limpias y arreando. ¿Y qué pasa con la luna trasera? ¿Con los retrovisores? ¿Con las ventanas laterales? Que les den por culo. Alguno, en un alarde de ingenio, ha intentado limpiar la luna trasera activando el anti-hielo, esperando que el calor derritiera la roña. No funciona, y sólo consigues que, en el futuro, los limpiaparabrisas traseros suenen como aquel maestro inútil que no sabía coger bien la tiza y le daba igual.
"Yo es que sólo necesito mirar p'alante". Craso error. ¿Cómo vas a ver entonces si se acerca una patrulla de picoletos a hacer un control de somnolencia?. "Es que quiero intimidad, y tintar las lunas es caro". Hijo, ¿tú por qué crees que hay tantos coches que llevan esos parasoles con forma de cara de oso que se sujetan a la ventana con ventosas? ¿Por los niños? Si fuese así, no tendríamos el problema que tenemos de falta de relevo pagapensiones generacional. Coño, que lo llevan hasta los Seat León, el Simca 1000 de la Gen-Z y los millenials. Además, la pestañí no es tonta: no andan mirando dentro; meten tu matrícula en el ordenador y ¡hop!, a por éste, que ha votado a Podemos.
Por todo ello, coche guarro, multa al canto. Hasta los guardabarros han de estar impolutos (salvo que tengas un Range Rover verde oscuro, que ésos, por algún motivo, se libran de todo). Carrocería brillante, cristales cristalinos, y ¿el interior? Vacío. Ese ticket de la compra del Mercadona de hace dos años que anda suelto hecho una pelota debajo del asiento del pasajero podría interferir en el pedal del freno en el caso de desplazarse. Peligro abismal. No seas gorrino y dedica diez minutos a limpiar el coche de inmundicias, o hazle un agujero en el suelo a lo Picapiedra para soltar la morralla, como hacen algunos americanos con sus pick-ups para soltar las sobras del McDonalds.
3. Ojo con los eléctricos
El Talón de Aquiles de las FF.SS.. Quien tiene uno suele tener garaje, así que siempre están limpios. Quien tiene uno, se puede permitir descansar bien. Quien tiene uno, respeta muy mucho los límites de velocidad, no vaya a a ser que se quede sin autonomía. Entonces, ¿cómo los cogemos?.
El ego. Ya sucede con los híbridos enchufables. Se piensan que por contaminar menos y hacer poco ruido pueden aparcar en triple fila. Ése es su Talón de Aquiles. Piensa en un conductor de coche eléctrico como si fuese un nuevo vegano que lleva una semana a base de quinoa, albaricoques y suplementos de hierro. Si le das el alto te la va a liar, y ya tienes motivos para meterle un puro según nuestra legislación actual. Pero no hace falta buscarle las cosquillas: déjalo hacer. Meterse en el coche casi con una batamanta para no poner la calefacción (multa); colocarse en el carril VAO porque el asistente de conducción es como llevar a cuatro tíos en el coche (multa); usar el móvil conectado por Bluetooth para cambiar el disco de Coldplay por el podcast de La Base (talego). Y, si no, espera a que suelte el coche y agarre la bici, que te vas a poner las botas.
Por lo tanto, aquí la solución es un test de autoestima. Coche eléctrico, test de autoestima. "Para los pocos que somos y me paráis", zas, receta. "Es que el coche no me ha avisado", zas, receta. "Pero si yo i...", zas, receta. Recuerda: artículo interno 24.2 de la DGT: "Un enemigo de Repsol es un enemigo de [...] la Patria". Y no sólo éso, sino que son peligrosos al volante. Por su ego, por su falta de ruido y por esa extraña costumbre que tienen de poner los intermitentes sin necesidad de estar cansados ni de mala hostia (quizá porque los activa el asistente), que uno se confunde de hacia dónde van a tirar. Y con ellos no hay quien conduzca.
P.D.
Lo de cambiar las señales de avisos cada porrón de años... Que si los triángulos, que si la sirena rara... ¿Es que no hay un servicio de suscripción? Cada X tiempo, Correos Express te envía a casa lo último de lo último (y obligatorio) en señalización, previo pago de cuota mensual/anual (obligatoria). Hoy es una nariz de payaso amarillo fluorescente, mañana una cheerleader-holograma de Zsa Zsa Gabor agitando banderas de aviso. Lo que sea por la seguridad. Eso sí, sólo por la seguridad y nada más que por la seguridad. Que no soy gilipollas, ¿eh?, que tengo un coche eléctrico.