Hoy El País publica un articulo de Miguel González que, bajo el título "La Armada del submarino único" nos cuenta como "la falta de inversión" deja a nuestra marina con un solo sumergible. Se refiere al programa S-80, el intento (hasta ahora no demasiado exitoso) de construir un sumergible en España, conocido por el gran público por los pequeños problemillas de sobrepeso que saltaron a los medios hace unos años.
Sin embargo, en las líneas finales, aparece un dato que llama la atención: el S-80 no solo va con varios años de retraso, sino que además lleva consumidos 3.685 millones de euros, con un incremento del 70% sobre el presupuesto original. Lo voy a repetir otra vez: 3.685 millones de euros, 70% de incremento. Y me quedo preocupado: ¿cómo se conjuga eso con "la falta de inversión" que, según el mismo artículo, ha condenado a nuestro país a tener solo un submarino? Es más... ¿cómo es posible que un país como Portugal tenga exactamente el doble, es decir dos? ¿Los portugueses invierten el doble en su Armada? Hago una regla de tres rápida: si por un submarino se pagan 3.685 millones y son insuficientes (porque entrará en servicio sin un elemento fundamental, el AIP que le permite una navegación silenciosa)... ¿cuánto se han gastado los vecinos en los suyos, ordenados en 2005, en servicio desde 2010 y además con AIP incorporada desde el minuto uno? . La respuesta: 880 millones de euros, 440 millones por submarino. Se han gastado un 12% de lo que nosotros llevamos tirado invertido en un sumergible que no entrará en servicio hasta, al menos, 2023 -trece años después de los portugueses, 22 años después de haber sido encargado- y, cuando lo haga, tendrá capacidades menores que los lusos.
En un país en el que gastarse 20.000 euros en vinilear unos buzones de correos supone una tormenta mediática con acusaciones de despilfarro, llama la atención que fundirse -lo voy a decir otra vez- 3.685 millones de euros en un submarino que aun no toca el agua no concite ningún interés. Que además se tenga todavía el cuajo de quejarse amargamente de que no se gasta lo suficiente es ya extraordinario. Tal vez habría que hablar de una pésima gestión del proyecto y de los fondos; de cómo -en lugar de seguir colaborando con países que tenían la experiencia en fabricar buques tan complejos, en este caso Francia- se decidió ir por libre sin ningún tipo de estudio o aval de capacidades técnicas; de la manera en la que han usado la bandera de la creación de empleo para convertir el S-80 en un sumidero de millones. De como nos han exigido recortes y ajustes y austeridades varias mientras ni dios planteaba la posibilidad de cancelar el teatro y comprar, como Portugal, sumergibles a Alemania; o a Francia; o a Japón. O no comprarlos, porque lo mismo resulta que nuestro país no puede permitirse -o no necesita- cierto tipo de sistemas de armas (aunque ese ya es otro debate).
En resumen: "falta de inversión" mis cojones morenos. La Armada ha incorporado las fragatas F-100, el buque anfibio portaaeronaves "Juan Carlos I" (otro día hablamos de que la unidad principal de la Armada esté dedicada a un señor que iba por Génova con una maleta de ruedas llena de billetes de 100 dólares) y, en los próximos años, las fragatas F-110. Lo que ha habido es falta de control, ausencia total de transparencia, irresponsabilidad y descontrol, pero la mayor culpa la tenemos nosotros, que damos por hecho que no hay que cuestionar los argumentos del lobby de Defensa y sus voceros, y soltamos los leuros alegremente porque, a fin de cuentas, es por España.