Somos muchos los padres que estamos obligados a dejar a nuestros hijos en los comedores de los colegios públicos. La imposible conciliación laboral y los horarios escolares nos obligan a ello.
Cuando yo era pequeño veía a las cocineras preparar los menús correspondientes en sus grandes perolos. Era maravilloso llegar al comedor y saber qué tocaba ese día solo por el olor.
Comida casera, recién hecha y en cantidades en las que siempre podías repetir.
Cosas del siglo pasado, desde luego.
En la actualidad estos servicios están privatizados y subcontratados a empresas de catering que sirven mierda en bandejas a nuestros hijos.
Comida de baja calidad con una elaboración pésima y en cantidades medidas. No pueden repetir ni pan.
El colmo de este "liberalismo alimentario" viene el día de excursión. El catering se ocupa de elaborar los bocadillos que llevarán los niños apuntados al comedor.
Hoy ha sido uno de esos días de excursión y quiero compartir con vosotros la bazofia de comida que el catering de Scolarest le pone a nuestros hijos. Un triste trozo de pan con una loncha transparente de jamón de pavo.
Es muy indignante que un servicio de comedor que cuesta más de 100€ al mes cometa semejantes tropelías.
Pero en este país va todo así. De nada sirven las reclamaciones de los padres, me consta que hay muchas en todos los colegios porque yo he puesto unas cuantas, tienen patente de Corso y les seguirán renovando el servicio año tras año.
Y nosotros, consumidores obligados de estos servicios, no podemos más que llevarnos la pataleta y despotricar en los grupos de WhatsApp.
Estoy hasta los h****s de la liberocracia...