Lo que sigue es una traducción de estos tres comentarios, enlazados desde este comentario de Menéane hecho por EdmundoDantes, que no le puedo estar más agradecido, donde un redditor trata de explicarnos los orígenes del conflicto. Siempre he querido informarme del tema y me ha parecido un texto muy ameno e informativo. Lo traduczo aquí para la comunidad, por si a alguien le puede servir. No me dedico a esto ni mi inglés es excepcional, así que cualquier error que encontréis probablemente sea mio. Ojalá os sirva:
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Hola, haré un intento de dar una explicación relativamente corta que intente llegar a la raíz del problema. Aunque la gente a menudo comete el error de pensar que el conflicto entre Israel y Palestina es antiguo, no tienes que retroceder miles de años para entenderlo, sino que basta con retroceder unos 100, aproximadamente a finales del siglo XIX en Europa para entender con claridad sus orígenes. En este periodo, la mayoría de la población judía vive en Europa. Mientras que en muchas partes de Europa los judíos están integrados en la sociedad y son exitosos, todavía son vistos como “los otros”. La cuestión reinante en aquel momento era si los judíos pueden llegar a formar parte de una nación-estado moderna (con preguntas, por ejemplo, como "¿puede un judío ser, realmente, francés o polaco?"), y era un debate activo a lo largo del continente, tanto que la “cuestión judía” se convirtió en una frase popular, un atajo para expresar esta incertidumbre sobre la posibilidad de que los judíos puedan encajar en los estados europeos. En algunas partes de Europa este debate era más “intelectual” y en otras era violencia activa, pero por toda Europa los judíos tienen que aguantar exclusión, discriminación y un futuro incierto.
Por supuesto, los judíos no eran actores pasivos en este debate, e intentan una multitud de vías para asegurarse su seguridad y protección. MUCHOS, especialmente de Rusia y Polonia (donde el antisemitismo puede ser más violento, y donde hay menos recursos para la adaptase en la cultura dominante) se trasladan a los Estados Unidos. Otros, en Europa Occidental, se adaptan e intentan mostrar su lealtad proclamando con orgullo que su identidad nacional está en el país en el que residen, y que el judaísmo solo es la religión que profesan, o hay quienes se convierten al cristianismo. Muchos se vuelven socialistas, esperando que una revolución socialista reemplace las naciones que los rechazan. Algunos incluso se consideran explícitamente judíos socialistas y se organizan en una asociación llamada Bund, con la esperanza puesta en una revolución socialista, pero manteniendo a la vez una identidad nacional. Y, por supuesto, algunos vuelven a la religión, rechazando el mundo secular y esperando que una redención mesiánica sea su salvación.
La gran mayoría de judíos europeos intentan una de las “soluciones” ya mencionadas. No obstante, un pequeño grupo intenta otra vía. Con la esperanza puesta en que alguna forma de autonomía sea la solución al problema judío, un pequeño grupo procedente del imperio ruso empieza a proclamar la vuelta a lo que ellos ven como su tierra ancestral, Palestina. En este punto, Palestina es parte del Imperio Otomano, un imperio multiétnico que hasta 1908 ha rechazado mayoritariamente el marco del nacionalismo europeo. Así, mientras la población Palestina en este periodo está compuesta mayormente por gente de habla árabe, éstos no se ven a sí mismo como árabes, sino como musulmanes en el Imperio Otomano (donde también había judíos y cristianos, aunque en menor número). Esta descripción de identidad en el Impero Otomano es una burda simplificación. Lo que quiero transmitir no es que algunas personas que vivían en Palestina formaron una suerte de identidad palestina, sino que Palestina en este momento no era un estado independiente, y la identidad nacional no era una seña importante de identidad.
Volviendo a los judíos viviendo en Rusia, algunos de ellos empiezan a trasladarse a Palestina e intentan asentarse construyendo granjas. Mientras que estos judíos han sido básicamente rechazados por Europa, todavía tienen absorbidas gran parte del pensamiento europeo de “Oriente”, así que en su concepción, Palestina está básicamente desierta y aquellos que viven allí son solo un puñado de gente primitiva que están más que contentos de que los judíos traigan tecnología superior europea. Suena bien, ¿verdad? Por supuesto, estaban equivocados, y el conflicto surge de inmediato. Los musulmanes en Palestina y la administración otomana sospechaban (y con buena razón) de cualquier incursión europea, y comienzan a aparecer escaramuzas entre judíos y musulmanes en Palestina. ¿Qué pasó con aquella tecnología europea? Resulta que los judíos que llegaron no conocían mucho de cómo funcionaban las granjas en Palestina y acabaron teniendo que contratar trabajadores árabes que ayudaran a desarrollar su agricultura. Lo que incrementa el conflicto, pues estos recién llegados judíos europeos no son solo indeseables, sino que son también jefes, dando empleo a árabes en grandes granjas de cultivo.
Todo esto se calienta bastante cuando Theodore Herzl, un escritor vietnamita, llega a una conclusión parecida a que la solución al problema judío sería la autonomía. Herzl fue sido uno de esos judíos que apoyaban la asimilación, y fue parte de los círculos burgueses de Europa Occidental. No obstante, pronto se desilusionó con la posibilidad de que la asimilación resolvería el problema judío, y entonces llegó a su siguiente conclusión: para que los judíos sean aceptados, necesitan su propio estado autónomo (cuando Herzl dijo estado, probablemente querría decir algo como una unidad semiautónoma dentro de un imperio mayor, pero esto queda fuera de lo que nos atañe). En primer lugar, él no consideraba que Palestina perteneciera necesariamente a este nuevo estado, pero cuando sabe que hay un grupo de judíos que ya está establecido allí, acaba decidiendo que es la mejor opción,
Herzl trae gran parte de este movimiento de autonomía judía a Palestina (ahora llamado Sionismo). Como judío asimilado en la cultura occidental europea, tiene acceso a muchísimo dinero. Quizás, más significativo todavía, es que tiene acceso a las ideas de Europa Occidental, especialmente a las ideas de colonialismo. Herzl propone resolver el problema judío colonizando Palestina (donde fletarían naves coloniales, formarían tierras en asociaciones, trasladarían a judíos en masa, etc). Mientras que la palabra colonización hoy día esta, con derecho, mal vista, en aquellos tiempos Herzl no lo usaba de forma tímida. Al proponer que se colonizara Palestina por judíos, Herzl pensaba que harían como otros buenos europeos hicieron en todo el mundo. Como muchos europeos, no concebía que la población nativa de Palestina mereciera algún tipo de libertad y control sobre su propio destino como hicieron los judíos. Apenas mencionaba a la población no judía en Palestina. Cuando lo hacía (que lo hizo, especialmente en los años antes de fallecer), imaginaba que los no judíos darían la bienvenida a los colonos sionistas y al estilo de civilización secular y avanzado que traían de Europa.
El movimiento de Herzl no se desarrolló exactamente como se imaginaba, pero fue tan desacertado. Cuando los judíos comenzaron a llegar a Palestina en números crecientes, y cuando la población nativa se daba cuenta de que los judíos querían colonizar sus tierras, la resistencia creció. No ayudaba que los judíos en Palestina a menudo compraban tierras que estaban siendo arrendadas por agricultores árabes, quienes trabajaban la tierra durante muchos años sin llegar a poseerla. Parcialmente en respuesta a esta amenaza por los colonos judíos, la población árabe de Palestina (compuesta por musulmanes y cristianos) empezó a verse a sí misma como un grupo único, y su identidad se refuerza según el conflicto y la exclusión continúa durante generaciones.
Esto crea un patrón de inmigración judía, donde la tensión y la violencia escalan cada vez más. En el trasfondo europeo, las condiciones de los judíos empeora según se acerca la Segunda Guerra Mundial, así que más judíos, incluso aquellos a los que no les podíq importar menos el sionismo, se trasladan a Palestina (dominada por los británicos desde la Primera Guerra Mundial) para escapar del nazismo. Los árabes en Palestina, a los que no podía importarles menos Hitler, solo veían cómo llegaban más judíos y cómo el movimiento sionista se fortalecía. Los judíos, mientras tanto, ven la destrucción del judaísmo europeo como prueba de que los sionistas tenían razón en buscar un estado independiente capaz de defenderse por sí mismo como única solución al “problema judío”.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo no sabe qué hacer con los judíos supervivientes en Europa. No pueden dejarlos desplazados en campos de concentración, pero tampoco quieren llevarlos de vuelta a sus países natales. En parte ,el camino de menor resistencia era llevarlos a Palestina. Reconociendo que la mayoría de la población es todavía árabe, las Naciones Unidas deciden partir el territorio en dos estados, uno para la población árabe y otra para los judíos. Para los judíos, esto es una victoria aciaga (Jerusalén, que es un lugar importantísimo en la tradición judía, no estaba dentro del territorio que se les cedía, cosa que resultaba difícil de digerir). Para la población árabe esto resulta absurdo, pues ¿qué han hecho ellos para merecer esto? Si no formaban parte de la guerra, ¿por qué están siendo castigados? ¿Cómo podían estar discutiendo los líderes mundiales el fin del colonialismo mientras, al mismo tiempo, entregaban su tierra a los colonizadores?
Para sorpresa de nadie, estalla la guerra. Primero surge entre dos comunidades, pero entonces, cuando Israel declara la independencia, los nuevos estados árabes buscan fortalecerse en una guerra contra lo que ellos consideran el invasor colonial, así como para defender el honor árabe. Israel gana esta guerra y captura más territorio en el proceso (Jordán y Egipto ganan territorios que originalmente estaban destinados al estado árabe de Palestina). En el proceso, Israel lleva a cabo algo parecido a una limpieza étnica, forzando a cientos de miles de árabes a abandonar sus hogares. Tras la guerra, la paz no se alcanza e Israel no acepta a los refugiados de vuelta a sus hogares, pues continúan viendo a los árabes como potencialmente peligrosos y una amenaza física y demográfica para los estados judíos. Las partes del estado que tiene población árabe son sitiadas hasta que el estado judío determina qué hacer con ellas.
19 años después, otra guerra estalla e Israel conquista áreas de Palestina que Jordania y Egipto habían tomado en 1948. De repente, Israel se encuentra a sí mismo en control del corazón de la tierra prometida, de aquellas áreas que han tenido mayor significado histórico para los religiosos, así como los seculares. Pero también se encuentran con el control de más población árabes, la mayoría de ellos expulsados de Israel en 1948. Israel nunca ha decidido qué hacer con esta tierra o estas personas. En parte, Israel siempre ha querido su parte del pastel, sin querer ceder parte del territorio ni tampoco conceder a estas personas la ciudadanía por derecho. Israel ha mostrado en ocasiones benevolencia y la voluntad de entregar territorios a cambio de paz, pero también han tomado acciones, como permitir a los colonos judíos trasladarse a estos nuevos territorios conquistados, haciendo los pactos mucho menos deseables.
Hay mucho más que no puedo explicar aquí, pero creo que en cierto modo esto es el núcleo de lo que ocurre, de la trágica ironía del conflicto entre Palestina e Israel, de cómo los “otros” dentro de Europa buscan labrarse un destino propio, y en el proceso reproducen el sistema europeo de opresión en otras poblaciones. Creo que es importante señalar cómo de inevitable y trágico es esto, pues muchos de los judíos en Europa que rechazaban el sionismo y apostaban por un futuro en una Europa multiétnica acabaron muertos, y otros se trasladaron a los Estados Unidos y sobrevivieron. Los que se movieron a Palestina, incluso si no lo hicieron por motivaciones ideológicas, acabaron inevitablemente participando en la opresión de otros pueblos. Y de alguna forma la opresión era inevitable, pues nunca ha existido una vía benevolente o benigna de colonialismo. El sionismo estaba destinado a ser opresivo y, aun así, para muchos, fue su salvación.
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Si interesa que modfique algo porque es confuso, no se entiende, por algún dedazo o por lo que sea, avisad. También puedo traducir otros comentarios que veáis oportunos.
¡Un abrazo!
Edición 1: Herlz era húngaro y no vietnamita.