En Cataluña se dirimen 48 escaños en las elecciones generales. Eso viene a ser como un 15% de todo el Congreso de los Diputados, lo que se parece bastante, aunque no del todo, a su peso demográfico en España.
De esos 48 escaños, en 2023, PP y VOX sacaron 8, y los otros 40 los obtuvieron diversas fuerzas que ahora forman parte de la amalgama que ha otorgado la investidura a Pedro Sánchez. Más detalle aquí.
Una amnistía no le hace daño a nadie, fuera del precedente que genera, porque un día gobernará el PP y esos tíos son capaces de amnistiar a los curas pederastas, los ladrones de castañas en el monte, o los banqueros defraudadores. Todos sabemos que es así, y una vez abierta la puerta es muy difícil de cerrar.
Pero dejando al margen el tema de la amnistía, sobre el cual ya he hecho mi apuesta, creo que hay una cuestión con más recorrido que merece la pena abordar friamente: la posibilidad de un referéndum de autodeterminación y sus consecuencias.
Si la consulta no se autoriza, está claro que Sánchez habrá conseguido desactivar el independentismo, otorgando el perdón a los que promovieron el primer asalto, a cambio de un rédito personal. Esto, lo miremos como lo miremos, no pasa de ser un tirón de orejas a la sección infantil de la política nacional, que queda así retratada como eso mismo: sección infantil, subordinada, y para más bemoles, vendida a cambio del perdón de papá.
Si por contra, los independentistas aprietan e insisten en la consulta, los socialistas lo tienen claro y los demás lo tenemos claro también: eliminar a los diputados catalanes del Congreso de los Diputados dejaría a la izquierda en pelota picada para muchos, muchísimos años. Porque si Cataluña se independiza, la izquierda pierde 40 escaños y la derecha 8. ¿Cómo se enjuaga esa diferencia? Con mucha vaselina y con muchos pares de rodilleras.
Así las cosas, o no hay consulta, o hay que hacer los malabarismos que sean necesarios para que el resultado sea negativo. Lo contrario significa dejarle el país al PP durante décadas.
Así que, los que leéis esto, ya podéis echar cuentas. Si vivís en Cataluña, puede que os interese dar portazo a esta España que tenemos y probar vuestra propia aventura, buena o mala, según se os dé, porque yo no soy de echarle cifras a los deseos y expectativas de los demás. Pero si no vivís en Cataluña, más os vale dejaros de gilipollceces y oponeros con todos vuestros argumentos y vuestras fuerzas a semejante eventualidad, porque de lo contrario vamos a chuparnos gobiernos de derechas hasta que las canas se nos conviertan en trenzas.
El PSOE también lo sabe, tranquilos. Y si, como creo, el principal interés de todos los políticos está primero en su culo, luego en su silla, y por último en el terreno sobre el que su silla se apoya, no se lanzarán ni de coña, ni de broma, a semejante suicidio ritual.
Pero claro... Siempre hay quién aún cree en eso de los ideales... Esos que piensan que los escultores y los pintores sacaban de su imaginación el éxtasis religioso de las monjas... A esos, ¡Buena suerte!