Cifuentes se merece un master en "formas creativas de agarrarse al poder cual lapa". Igual que las arañas, capaces de amputarse una o varias patas para huir si se ven atrapadas a través de ellas, ha renunciado a su master de la URJC. Su carta al rector se resume en un "reconozco que todo el proceso ha estado plagado de irregularidades, pero yo renuncio ahora y aquí no ha pasado nada". Cifuentes, siempre dispuesta a hundirse un poco más en el fango a cambio de seguir viviendo como Dios, olvida tres cosas relevantes:
-Todos sabemos que se le aprobó sin asistir a clase ni examinarse, pese a que desde el primer día los profesores comunicaron al alumnado la obligatoriedad de la asistencia y los procesos de evaluación. Pues bien ¿Cuál fue la causa de que TODOS los profesores aceptasen saltarse la ley con ella y aprobarle por la cara? ¿Se enamoraron secretamente de Cifuentes y, sin que se lo pidiese, decidieron regalarle las asignaturas como el joven que deja en la ventana de su amada un ramo de rosas y huye entre las sombras para que ella jamás le identifique? Y lo que es más importante ¿Cifuentes estaba tan ocupada con la política que no descubrió que su expediente se llenaba de calificaciones positivas sin que ella hiciese nada para conseguirlas?
-Si eldiario.es no hubiese actuado, Cifuentes habría seguido abrazando su master hasta el lecho de muerte. Pero, una vez destapado el escándalo, ella nos dijo de todo. Sus cambios de versión han sido más que notables, y al principio ha sido secundada por responsables del master e incluso autoridades académicas. Iban cambiando de coartada conforme la prensa se las iba tumbando. Pues bien ¿Tiene Cifuentes un trastorno mental disociativo que le lleva a engendrar diversas realidades paralelas, de forma que los lunes recuerda que siempre se examinó y fue a clase, los martes se acuerda de que no era necesario acudir, los miércoles concluye que estuvo matriculada desde el primer día y los jueves recuerda que se matriculó tres meses después de empezar la docencia?
-Hay un denominador común en la obtención del master y las tretas para tapar su ilicitud. Ninguna autoridad se salta la ley (y además de forma completa y absoluta) para beneficiar a un sujeto influyente si éste no se lo pide previamente. Dicho sujeto influyente, al aceptar el favor siendo consciente de su ilegalidad, es doblemente responsable: por estimular a las autoridades de la URJC para que se lo den y por cogerlo. Y ninguna autoridad se juega el pellejo falsificando actas y manipulando sistemas informáticos si el principal beneficiado por dichas falsedades no se lo pide.
Por tanto, Cifuentes es como aquel ladrón al que la policía cerca con una bolsa de dinero robado, y pretende solucionar el problema ofreciéndosela. De nada sirve renunciar al botín una vez que te han pillado. Al robarlo (y ocultarlo hasta que te has visto cercado), has causado un daño a la sociedad que te obliga a pagar por ello. Y el precio (aparte del penal si hay delito) no es sino la palabra prohibida: DIMITIR.