Reflexiones tras una lipotimia

Pues eso, ayer sufrí una lipotimia, o algo parecido y acabé en una ambulancia que me llevó a un Centro de Atención Primaria.

Pongo un poco de contexto: mis padres habían llevado a mi peque a la piscina para su cursillo de natación, y yo, que tenía la ropa de baño del niño, llegaba tarde, no disponía de vehículo y fui andando (son 15 minutos, pero tenía 10 para llegar). Así que apreté el paso a las 17:20, cuesta arriba, con mucho calor. Logré llegar a tiempo, cambiar al niño y que hiciera el curso. Luego con mis padres subimos a las gradas de la piscina (es cubierta pero tiene gradas), para ver al peque nadar.

Allí arriba seguía haciendo calor, y además, humedad. Yo estaba empapado de sudor, y no paraba de sudar. Empecé a notarme mareado y decidí ir al bar, que está justo en la entrada de las gradas, para tener aire acondicionado. Llegué allí, me apoyé en la barra, cerré los ojos y lo siguiente que recuerdo es estar en el suelo, y rodeado de gente. Me caí, me golpée la cabeza (tengo un chichón), y nada, me ayudaron a sentarme a una silla. La gente fue muy amable: agua, hielo para el golpe, los socorristas allí pendientes y una señora me llamó a una ambulancia. Mis padres, pobres, con un susto. En fin.

¿Por qué cuento todo esto? Bueno, mientras estaba en el CAP estirado en una camilla mirando al techo me dio por reflexionar. En dos cosas fundamentalmente.

La primera, yo tengo 35 años. Es cierto que no soy un mozalbete, pero no fumo, no bebo, voy al gimnasio un par de días por semana (aunque llevo dos semanas sin ir por diversos motivos), y trato de comer medianamente sano. Soy una persona activa. Sólo caminé 8 minutos a tope cuesta arriba y me pasó esto. ¿Qué no le pasará a un trabajador que se pega una jornada entera al sol cargando peso, barriendo calles o lo que sea? ¿Cómo puede haber gente que no entienda la gravedad climática? El socorrista me dijo que tenían mínimo un caso diario en las piscinas. Felipe II, hace unos cuatro siglos, fue capaz de comprender esto:

Todos los obreros trabajaran ocho horas al día, cuatro á la mañana, y cuatro á la tarde en fortificaciones y fábricas, que se hicieren, repartidas á los tiempos más convenientes para librarse del rigor del sol, más o menos lo que á los ingenieros pareciere, de forma que no faltando un punto de lo posible, también se atienda à procurar su salud y conservación.

- Título sexto. De las fábricas y fortificaciones. Ley VI Que los obreros trabajen 8 horas al día repartidas como convenga. Recopilación de leyes de los reinos de las indias. Mandadas a Imprimir y Publicar por la majestad católica del rey Don Carlos II, nuestro señor. Libro Tercero (1)

Y hoy los hay que esto no lo acaban de entender...

La otra reflexión, más sencilla, es: ¿cuánto me habría costado tener este golpe de calor de no existir Sanidad Pública? Una ambulancia vino, me chequearon, y como no conseguían cogerme la tensión y me había dado un golpe en la cabeza, me llevaron ante un médico. Y éste me chequeó, se aseguró de que el daño era superficial, me aconsejó para evitar nuevos casos, y nadie me pidió nada más que el DNI. Y sé que no es gratis, como piensan los americanos, que se paga con los impuestos. Pero... ¿podría yo permitirme un servicio así si no tuviéramos un estado del bienestar? Lo dudo. Así que habría rechazado la ambulancia y hubiera cruzado los dedos porque no fuera nada grave (que, afortunadamente, no fue nada grave).

En fin, no desvelo nada nuevo, creo que muchos tenemos clara la importancia de ambas cuestiones. Pero a veces va bien que la realidad te de un guantazo para recordar por qué defender los derechos y el estado del bienestar por encima de los beneficios de cuatro acomodados es importante. Y creo, y ahí viene una tercera reflexión que es quizá la más personal, pero también la que más peso tiene, creo que yo no estoy haciendo lo suficiente al respecto. Pero... no sé ni por dónde empezar a hacer algo.

(1) es.wikipedia.org/wiki/Jornada_de_ocho_horas