La revolución la van a hacer los que esperan a tener dos sueldos y una casa pagada antes de tener un hijo. Porque con menos no se puede. Porque hay que tener las cosas claras. Porque sin unos mínimos, no vale la pena dar el paso.
La revolución la van a hacer los que vienen a un foro como este y se cortan, o se callan, por defender unas décimas de karma, o se autocensuran por temor a un strike de dos o tres días. Esos van a enfrentarse a la policía, y a arriesgar sus trabajos y sus vidas pos una idea o por un bien común.
La revolución la van a hacer los que escriben pancartas en inglés, poniendo toda su fe en la pena que puedan dar en el extranjero. Los que escriben pancartas en inglés para salir en el Financial Times. Los que escriben pancartas en inglés, reclamando, en el fondo que alguien de FUERA venga a sacarles las castañas del fuego. Esos van a hacer la revolución lo mismo que todos los q ue esperan que sus disputas familiares las resuelvan los vecinos. Un gran plan, desde que el mundo es mundo.
La revolución la van a hacer los que no acuden a una huelga parcial de dos horas, porque al final te señalan, porque tengo un contrato temporal, o porque no quiero perder sesenta pavos para nada.
Los que hoy hacen horas extras gratis son los que mañana pro la mañana se van a levantar de sus sillas para meter fuego al mundo, al sistema, a la monarquía y al patrón. Pero sólo a partir de las 20.30, que antes tiene que salir este proyecto, porque joder, estamos todos en el mismo barco.
La revolución la van a hacer los que en vez de coger una antorcha cogen una maleta. Los que en vez de coger un cóctel molotov cogen una beca. Todos esos van a hacer la revolución, la misma que ha sacado a África de la mierda con tantos años de insistir en esa idea. La misma que va a sacar de la mugre a media Hispanoamérica. Claro que sí.
La revolución la van a hacer los viejos, que alquilan los pisos a los jóvenes por cantidades obsecnas, que exigen que sus pensiones se blinden, que exigen bailar los pajaritos en Torremolinos con viajes subvencionados mientras sus hijos y sus nietos dependen de sus propinas. Esa gente, que tanto mira para los demás y tanto se sacrifica, esa gente que sabe que le queda un paso para el crematorio y quiere emplearlo en pisarle el cuello a alguien, esa es la gente que va a hacer la revolución.
La revolución la harán los que hacen donaciones a protectoras de animales mientras, a cien metros, caso verídico, sigue habiendo familias enteras en exclusión. Y son gente que da mucha pena, pero es que los perritos me dan más pena aún. Esa gilipollas, cuyo nombre omito, es la que va a hacer la revolución.
Quedan otros, muchos otros, dispuestos a recoger el testigo. Pero con estos creo que será suficiente para el triunfo final. Con estos será suficiente para mantener la esperanza en que pronto tendremos un mundo mejor.