Salvo en un par de agujeros mugrientos que no voy a mencionar por su nombre, creo tener razones para afirmar que en los próximos cinco años la vivienda va a bajar en España en un porcentaje de al menos dos dígitos, lo que puede representar un gran alivio para las economías domésticas.
Esta bajada se verá impulsada por tres motivos, que someto a vuestra opinión, sin más preámbulos:
-Envejecimiento y fallecimiento de propietarios:
Si se observa la estructura de la propiedad, resulta, como es normal, que entre las personas de más edad hay más propietarios de pisos.Mientras el número de fallecimientos siga siendo mayor que el de personas que se incorporan a la vida adulta, entrarán más viviendas en el mercado vía herencias y fallecimientos de las que absorberá la demanda. Y ese proceso va a acelerarse. Si comparamos el número de fallecimientos de un año normal (no un como este, con exceso de mortalidad) con el de nacimientos de entre veinticinco y treinta y cinco año antes, tenemnos saldo degativo desde hace bastante tiempo y este saldo negativo se a a incrementar aún más en los próximos años.
-Inmigración y emigración.
Hasta ahora, las perdidas demográficos se venían compensando con un flujo migratorio positivo. Es decir: viene a España más gente de la que se va al extranjero. Este saldo migratorio positivo absorbía las viviendas que dejaba libres el crecimiento negativo de nuestra propia población.
En los próximos años, sin embargo, me parece probable que, dadas las circunstancias económicas, y los sectores más golpeados pro la pandemia, el saldo migratorio se invierta y se vaya de España más gente de la que entra, ya sea por la cantidad de españoles que intenten buscar trabajo fuera del país, ya sea por el número de extranjeros que regresen a sus lugares de origen o busquen un destino con más oportunidades. En mi entorno, y sólo este año, ya he visto marcharse al menos a cinco extranjeros, y creo que no es un fenómeno aislado.
Esto tiene un efecto doble: por una parte, liberan las viviendas que ocupaban, y por otro, dejan de absorber las que libera el decrecimiento vegetativo.
-Teletrabajo
Sea cual sea la magnitud que al final alcance el teletrabajo, su efecto será repartir la población de manera más uniforme sobre el territorio, presionando los precios a la baja. Si el teletrabajo cobra mucha importancia, la redistribución será muy amplia. En caso contrario, será más limitada, pero existirá de todos modos.
La posibilidad de las personas de desvincular su lugar de residencia del lugar donde trabajan tiene que influir también, necesariamente, en una bajada de precios.
Hay, por supuesto, otras variables, pero si se cumple la previsión de que España puede perder más de un millón de habitantes en los próximos cinco años, la vivienda tiene que reducir necesariamente su precio.
Y creo que será más de un millón. Salvo que los dueños de esas viviendas traten de meter en el país a quien sea para que sus activos no se deprecien, cosa que tampoco descarto.