¿Por qué las personas opinamos diferente?

Hace un rato iba por la calle y venía preguntándome cómo es posible que viviendo en una época en la cual tenemos toda la información del mundo al alcance de un click, es decir, al alcance de prácticamente cualquier persona, pareciese que estuviésemos siempre en conflicto entre nosotros y nunca nos pusiésemos de acuerdo. Para ejemplo, esta página. Y pensaba que los motivos no han de ser muy complejos, sino más bien, al contrario, tan solo es uno que se puede desgranar en tres partes, dando lugar a tres prototipos de personas: los emocionales, los ignorantes y los parciales.

1)    Los emocionales. Todos tenemos emociones que nos condicionan a la hora de opinar, pero este grupo pareciese más emocional que ningún otro, que estas les impidiesen razonar con un mínimo de claridad. Suelen ser fanáticos con los que es agotador dialogar, porque, por mucho que se esfuerce uno y se arme de paciencia, es imposible penetrar lo más mínimo en ese gran muro defensivo que han levantado. Creo que suelen ser personas que han vivido experiencias duras o traumáticas en la vida, y que, al ser de fibra muy sensible para ciertos temas, se sintiesen cuestionados en su propia experiencia si no se piensa y opina como ellos. Pero también pueden ser personas engreídas que necesitan quedar por encima del otro a toda costa y dar la sensación de que saben, y aunque sea falso lo que dicen, bastará con ciertos dotes oratorios para dejar sin palabras al adversario.

2)    Los ignorantes. En verdad todos pertenecemos a este grupo en cierto modo, pues nadie es omnisciente. En un mundo con tanta información, creo que parte de la sabiduría radica en saber elegir los conocimientos adecuados e interesantes para nuestros propósitos vitales.

Creo que los miembros de esta categoría suelen ser las típicas personas que se dejan llevar por el relato popular o el de su grupo de referencia. “Donde va Vicente va la gente” sería la frase que les definiría. Al fin y al cabo, todos hemos pensado alguna vez eso de: “si lo piensa todo el mundo es que será así…”.

Creo que el ignorante suele ser una persona que o no tiene capacidad crítica o la suele tener en off . Es por ello que se le reconocerá por ser la típica persona que en un diálogo no dará argumentos de peso, sino que apelará a las frases: “todo el mundo lo sabe…”, “todo el mundo dice…”, etc.

Como ya dije, todos somos ignorantes en algún aspecto, pues no podemos ir por el mundo, a cada paso que damos, con una actitud escéptica, pues nos volveríamos unos paranoicos. Necesitamos algún tipo de certidumbre para caminar con seguridad por la vida. Es por eso que muchos “sabemos” que la tierra es redonda o que las vacunas “son efectivas” (aunque ahora con Omicron ha cambiado un poco el discurso), pero no porque nos hayamos informado concienzudamente al respeto, ni mucho menos porque lo hayamos demostrado, sino porque asumimos que ya se hizo, que todo el mundo lo sabe, y, como es un consenso social, miramos raro al que piensa diferente.

Claramente, este es un mecanismo que ha tenido que servir a la supervivencia de la especie, pero también es cierto que, en ocasiones, funciona de la misma manera que el juego del “teléfono escacharrado”. Recordemos que en los años 90 todo el mundo decía haber visto la famosa escena de Ricky Martin y la niña del perro y la mermelada, o que todo el mundo “sabe” que si no te tomas el zumo al de 15 minutos las vitaminas se van (a pesar de que la ciencia haya demostrado que es falso). Es por ello que en la vida hay que saber ser un sano escéptico —pues las percepciones sociales no siempre son fiables—, es decir, saber caminar por la cuerda floja sin caer hacia el lado del dogmatismo o hacia el del escepticismo desenfrenado.  

3)    Los parciales. Son aquellos que no se dan cuenta de que su percepción no es que sea verdadera y la del otro falsa, sino que ambas son verdades parciales que la persona trata de generalizar, y ahí radica el error. Usando un símil, es como si dos personas con sus respectivas linternas, iluminasen diferentes partes de la pared de una cueva, y quisiesen hacer pasar, su círculo de luz, como la totalidad de la misma. Es decir, lo que ellos ven es lo que ha de existir, y nada más. En este sentido, una de las definiciones que más me gustan de la palabra “ideología” es justamente: “una verdad parcial presentada como universal”.

4)    Una combinación variable de la 1) la 2) y la 3). En realidad todos tenemos un poco de cada una: emocionales porque no somos ciborgs que podamos suprimir nuestras emociones; ignorantes porque por muy expertos que seamos en un campo no podemos saberlo todo; y parciales porque las experiencias que conforman nuestros pensamientos, emociones, opiniones…, son tan solo una minúscula parte de un mundo infinito. No obstante, creo que, a pesar de que todos seamos los tres a la vez, algunas personas tienen tendencias a representar más un papel que otro.

No quiero que se me entienda mal, con estos prototipos no quiero decir que no haya grupos de personas racionales, equilibrados en sus emociones, que buscan evidencias…, pero quizás con estas personas sea más sencillo dialogar, puesto que son más conscientes de todo lo anterior.

De todos modos, seguramente haya más prototipos que se me hayan escapado. ¿Se os ocurre alguno más?