Las universidades de Madrid han suspendido las clases durante al menos dos semanas y, en lugar de clases presenciales, han decidido seguir la actividad docente a través de internet.
La duda reside en qué sucederá si la emergencia se prolonga y las clases deben suspenderse durante un meo o dos. En ese sentido, he preguntado pro ahí y me he encontrado con un miedo inesperado: el miedo a que esta opción cale, se eche mano del precedente, y se extienda al enseñanza online más allá de la emergencia.
En algunas carreras es muy difícil o directamente imposible suprimir la presencia del alumno, pero todos sabemos que en muchas titulaciones y muchas asignaturas el profesorado universitario está completamente sobredimensionado.
Hasta ahora, se trataba de un tema que nadie quería sacar a debate, ¿pero qué sucederá cuando se compruebe que no pasa nada porque ciertas asignaturas se den online, con la presencia de los estudiantes en las aulas una vez por semana, y tutorías también online?
Creo que, se cuente lo que se cuente, aquí va estar el verdadero caballo de batalla entre los que digan que se debe suspender el curso y los que digan que el cuatrimestre es igual de válido que otro cualquiera. Algunos, acuciados pro el miedo, dirán que no se ha impartido la materia en su debida forma, y pedirán ampliación de calendario, repetición de la asignatura o medidas complementarias para dar la materia que no se ha dado. Y otros dirán que la materia se ha dado de todos modos, que los estudiantes han estudiado el temario como siempre, y se han examinado como siempre.
Pero sus argumentos no los moverá el deseo de dar una enseñanza mejor. Los moverá el terror de los departamentos, el acojones de los catedráticos y el pánico de los becarios y asociados que ven alejarse su plaza.
A ver cuánto tarda en surgir el debate. Estaremos atentos.