En diciembre de 1903, los hermanos Wright levantaban un aparato a motor durante 59 segundos. Ese leve vuelo que apenas se elevó unos metros del suelo daba la salida a una nueva tecnología que evolucionó tan rápido como la carrera espacial o las tecnologías de la información en los últimos años.
La aparición de las aeronaves creó, a su vez, la necesidad de legislarlas. Los despegues en las pistas de arena de playa o en viejas carreteras entre maizales eran ya insuficientes, y solo seis años después del hito de los Wright, nacía el primer aeropuerto tal como los conocemos hoy día: Orly, en París, que cumple 110 años.
La inauguración de Orly contaba, además de con probablemente la mejor pista de despegue y aterrizaje de la época, la primera torre de control a la que debían obedecer los aparatos, los primeros servicios organizados en una terminal adjunta y controles de seguridad que hicieron de la aviación algo más que subir a una invención (un tanto extraña en muchas ocasiones) y rezar por llegar a tu destino. No obstante, todo esto tardaría en llegar para los civiles, ya que en sus primeros años era exclusivamente militar.
Las inundaciones que sufrió Francia en 1910 obligó a centralizar todo vuelo en Orly, haciéndolo aún más relevante así como una zona de rescate militar para las víctimas. En 1918, se instaló un hangar por el Gobierno francés y Estados Unidos estableció una base militar en sus instalaciones tras acabar la I Guerra Mundial. En ese año se abrió a la aviación civil, pudiéndose considerar ya un aeropuerto más cercano a lo que conocemos ahora que un aeródromo militar.
Se creó una escuela de aviación donde se formaron algunos de los grandes pilotos de la historia como Charles Hungesser (el rival europeo de Charles Lindbergh, autor del primer vuelo transoceánico) o Hélene Boucher (probablemente la mejor aviadora de la historia, con varios récords a sus espaldas). La existencia de Orly hizo que la gran mayoría de los grandes pilotos europeos de principios del siglo XX fueran franceses (como Antoine de Saint-Exupery).
Con la II Guerra Mundial, los alemanes conquistaron la zona y usaron Orly como un aeródromo militar propio, suspendiendo la actividad civil. Tras la reconquista de la zona por los aliados, fue usado igualmente especialmente para operaciones de logística de británicos y estadounidenses. Una vez acabada la guerra, Orly fue rehabilitado como aeropuerto civil con numerosas reformas y ampliaciones: en 1948 se inauguraba la terminal norte (actualmente destruida), en 1952 se convertía en el hub (base principal) de Air France, y en 1961, Charles de Gaulle inauguraba la terminal sur, una joya arquitectónica considerada hoy día patrimonio nacional.
En 1965, el aeropuerto de Orly fue el monumento más visitado de Francia con 4 millones de visitantes, superando al castillo de Versalles. Los turistas se acercaban a pasar sus horas viendo despegues y aterrizajes desde las terrazas cercanas. Orly se convirtió en un icono francés a la que artistas como Gilbert Bécaud le dedicaron canciones ("Dimanche a Orly", Domingo en Orly). Tal era la afluencia de gente que la zona, por seguridad, tuvo que imponer un toque de queda desde las 23:00 horas hasta las 6:00 para garantizar la seguridad de los vuelos con baja visibilidad.
En 1971 se inauguraba la terminal oeste para aumentar el flujo de tráfico, que ya empezaba a desviarse hacia aeropuertos periféricos de la zona urbana de París. En 1991, todas las zonas se conectaban a través de uno de los primeros trenes de uso interno de un aeropuerto, el "Orlyval", que además unía el tren convencional con el aeropuerto. No obstante, como se encontraba ya encerrado entre la urbe urbana de París, incapacitando su crecimiento, en 1995 se abría el aeropuerto Charles de Gaulle, actualmente principal aeropuerto de París, reduciendo el uso de Orly a un segundo plano. A pesar de ello, Orly sigue manteniendo más de 33 millones de pasajeros al año (por los 72 del De Gaulle) con conexiones a 156 destinos en los 6 continentes.
Actualmente, Orly vuelve a experimentar un crecimiento importante gracias a las aerolíneas de bajo coste, que lo eligen al ser más barato volar allí que al De Gaulle (muchas aerolíneas low-cost reparten sus vuelos entre Orly y Beauvais, aeropuerto mucho más lejano entre las ciudades de París y Amiens). Ello ha hecho que este año haya aumentado su tráfico en un 3%, con el 22% del tráfico siendo low-cost. Este 18 de abril se inaugura Orly 3, uniendo las terminales oeste y sur con un nuevo edificio de 80.000 metros cuadrados. Ya se trabaja para la gran modificación que sufrirá en 2024, donde Orly tendrá tres terminales con estación multimodal de uso interno, metro hasta todos los puntos de la ciudad y conexión con el TGV (el AVE francés, el tren de alta velocidad).
Más vivo que nunca, el renovado Orly se adapta al nuevo modelo de viajes aéreos aspirando ahora a ser Patrimonio de la Humanidad.