Lo siento, no encuentro la fuente. Estaba en uno de estos foros en inglés con miles de comentarios y no doy ya con ella, pero en algún lugar se hablaba de que en el mundo se han tirado a la basura en estos meses del orden de noventa mil millones de mascarillas y cuarenta mil millones de guantes, sin contar esas birrias imposibles de abrir que nos atizan en los supermercados.
Si a alguien le gustan las películas de terror, que empiece a preguntarse dónde han ido a parar y cuanto tiempo pulularán, sobre todo los guantes, por nuestros océanos.
Pero el problema no se detiene ahí: ahora, de pronto, todo vuelve a ser desechable. Los objetos de un sólo uso, los envoltorios plásticos, las diversas coberturas, protecciones, condones y celofanes con que todo se recubre, han eclosionado como polen de chopo en esta puñetera primavera.
Sumadle, si os parece, los EPIs de cuerpo entero de protección, las mamparas, de metacrilato y las pantallas faciales. Unidle los cientos de millones de litros de geles, detergentes, desinfectantes y productos tóxicos para el medio ambiente que se han vertido, a nivel mundial, en los últimos cien días.
Al final, me parece, nos queda un cuadro que preferimos no mirar, mientras hablamos, con un par, de una salida verde, ecológica y sostenible a la crisis. Green New Deal, en inglés. Verde que te quiero verde, que diría Lorca, y baste a buen entendedor.
Mucho me temo que una vez más, otra, estamos ante el conocido fenómeno de la selección de las verdades y la cuestión de hasta dónde debemos hacer llegar la precaución y las medidas de seguridad.
Puede que sea necesario hasta cierto punto pero, amigos, lo que estamos haciendo es la mayor guarrada de los últimos tiempos.
Convendría mirarlo.