Cuatro meses al año los paso en un pueblo de Alemania. Me refiero a un pueblo de verdad, 500 habitantes a todo pegar, en medio de la nada, uno de esos pueblos donde nunca pasa nada, y cuando pasa algo, y gordo (salimos en la CNN), subtitulan a la gente porque el resto de alemanes no los entiende.
Está claro que, con estas premisas, alemán no voy a aprender. Voy a aprender Franconio, a todo pegar. Me pasa como a aquel alemán, al que conocí, que vino a aprender castellano a una aldea de Ourense. Tenéis que oírle hablar.
En ese pueblo, camaradas, recogen la basura orgánica cada 7 días y el resto cada 21. No hay contenedores en la calle. Hay que sacar la basura ese día, ese puto crítico día, a una hora determinada, o esperarte tres semanas más. Cuando dices que la basura orgánica no la puedes tener en casa una semana, porque da mal olor, te contestan, con sonrisa irónica, que con el tiempo todo el mundo aprende a cerrar bien las bolsas de la basura.
En ese pueblo se apaga el alumbrado público, todo, el 100%, a la una de la mañana, y se enciende a las seis menos cuarto. Y a uno que se puso burro, porque trabajaba de noche, y dijo que el alumbrado público formaba parte de lo que él pagaba por sus impuestos municipales y que era un derecho, le regalaron una linterna y le obligaron a firmar el recibo: "ya tienes alumbrado público, ¿no? Pues arrea de aquí y no jodas". Y el tío, no sé si de mala leche o riéndose, porque por ahí son mucho de descojonarse de sí mismos, se lo contó a todo el pueblo y ahora sirve de ejemplo de lo que significa la palabra ahorrar cuando nos referimos a recursos públicos.
Ahorrar es eso. Dejarnos de chorradas y poner todos de nuestra parte, incluyendo a los que no quieren poner. Por eso se, metió mano a la recogida de basuras y al alumbrado público: porque es realmente difícil escaquearse de ese ahorro.
Por supuesto que por allí hay otras cosas en las que se puede ahorrar y no se hace, pero eso fue lo que aprendí: cuando se quiere meter la tijera hay que meterla en esas cosas que afectan a todos, y no optar por el partidismo de recortar en lo que al adversario le jode y al tuyo le divierte. Ahorrar en transporte público molesta sólo al que no tiene coche..Ahorrar en educación molesta solo al que tiene críos. Pero bajar la frecuencia del servicio de recogida de basuras y eliminar alumbrado, puede estar bien o mal, pero desde luego no hay quien te llame partidista.
Puede que fuese una buena idea empezar por ese sistema aquí. Mientras tanto, loa ahorros no serán posible,. Sólo serán comprendidos como agresiones. Como venganzas. Como miserias.
No es la pedagogía. No es el camino.