Tras el fiasco, terrible cagada, de la repetición electoral de ayer, han salido ya las esperadas voces pidiendo que en España se consolide la Gran Coalición que es posible en otros países de nuestro entorno.
Los argumentos son los esperables: responsabilidad, estabilidad, etc. Pero mucho me temo que los que abogan por tal cosa no han mirado bien el asunto.
Sin entrar a valorar las otras opciones, más difíciles y lejanas que en Abril, porque a Sánchez ya no le llega la suma con Igelsias, Errejón y ERC, y necesitaría aún más piezas para su puzzle, resulta que una gran Coalición, con la ley y la aritmética en la mano, dejaría como líder de la oposición a Santiago Abascal.
¿Sabéis lo que eso supone? Significa que VOX tendría todos los posibles altavoces, que encabezaría todas las respuestas e interpelaciones al Gobierno, que encabezaría las acciones parlamentarias para la enmienda y reforma de leyes.
Eso, para empezar.
Porque si además las cosas económicas se tuercen, y llevan camino, ya sea por mala gestión , por coyuntura internacional o por ambas, tendríamos a un electorado dispuesto a castigar a ambos partidos del Gobierno y a un país weimarizado, con los ciudadanos teniendo que elegir entre Podemos y Vox como opciones alternativas.
No sé cual es la solución buena a día de hoy, pero la Gran Coalición no lo es. De ningún modo.