Acabo de poner el lavavajillas. No he podido evitar sentarme en el frío suelo delante para cada pocos minutos abrirlo y contemplar cómo poco a poco se limpian los platos. Si alguien no se ha atrevido nunca a abrir su lavavajillas en funcionamiento, que no tenga ningún miedo. No pasa nada, pero es mejor abrir la puerta lentamente para evitar una ducha. Luego al cerrarlo prosigue según el modelo automáticamente o dándole al play. De esta manera se puede apreciar un atisbo del proceso de limpieza, cómo se forma un charco de mugre, se despegan los restos, etc.
Me niego a pensar que soy el único que se deleita mirando la lavadora y al que le gustaría de vez en cuando poder admirar el proceso de lavado en el lavavajillas de la misma manera. Por ello no entiendo por qué no venden (o al menos no encuentro) lavavajillas con la puerta transparente al igual que sí la tienen las lavadoras. ¿Por qué existe esta desigualdad? ¿Quién decidió que las lavadoras tuvieran el derecho a la transparencia y privó del mismo a los lavavajillas? Termino aquí mi reflexión con la esperanza de no ser el único que ha deseado alguna vez un lavavajillas transparente.