"Solo hay algo más opresivo que el odio sinsentido: la libertad hueca"
Dacia Maraini
Me despierto el domingo dispuesto a trabajar un poco con unas cosas extralaborales que tengo pendientes. Mientras me tomo el café cometo el inmenso error de encender la TV, algo que hago rarísimas veces, y en el telediario 24h veo la rememoración de la revolución de los Cayetanos. Una procesión de patriotas en coche, con banderas españolas y bocinazos y gritos de “viva España”. Dos banderas con el aguilucho en un Citroën Saxo. Saludos romanos indisimulados camuflados en la seguridad de dos mascarillas. Paquito el chocolatero a todo trapo en un camión. Un Mercedes descapotable. La masa obrera con los millonarios, unidos. Unos engañados, los otros motivados. El franquismo sociológico a tope con la COPE. Comportándose tal y como se comportaron esos catalanes que intentaron hacer un referéndum. Esos catalanes que, nos dicen los medios, intentaron dar un golpe de estado y que se saltaron las leyes.
Unas leyes que parecían sagradas y que ahora ya no lo parecen tanto. Porque ellos tienen el monopolio del orden, la decencia, el dolor y la verdad. Y ahora tienen uno renovado: el de la libertad. Libertad para decidir que quemar un contenedor es antisistema y una navaja con sangre en un sombre es el lógico resultado que merece aquel cuyas ideas no comulguen con las de la patronal. Libertad para decidir a qué centro comercial vas los sábados con la prole. Libertad para elegir coche o casa en la playa. Libertad para decidir que la economía es más importante que la vida, cuando afecta a las empresas y que la vida es más importante que la economía, cuando afecta a pobres embarazadas sin salidas vitales. Libertad para decidir a qué cole de curas mandan a sus retoños para apartarlos de la escoria piojosa. Libertad para apartar a sus hijos de cualquier mala influencia que empozoñen sus prejuicios de mierda. Libertad para acosar a rivales políticos, confundiendo un escrache con una tortura. Libertad para insultar sin límite. Libertad para anteponer siempre España a los españoles. Libertad para presentarse salvador de los obreros mientras recorta sus cada vez más escasos derechos. Libertad para hacer de la ignorancia de un país azotado por leyes educativas de mierda, un camino de baldosas de oro hacia consistorios y parlamentos. Libertad para odiar al que tiene la dignidad de no morirse de hambre, enfermedad o balazos y venirse a buscar un futuro a un lugar mejor. Libertad para hablar de "libertad", cuando realmente lo único que quieres decir es "yo".
Llevan banderas y cuando llevas una, en España, te conviertes en algo intocable. Incluso, quiero suponer, para un virus.
Me asquea esa bandera. Es casposa, huele a alcanfor y a sangre inocente. Huele a centroizquierda avergonzado de lo que fue antes de irse al centro, a izquierda posmoderna, bizantina e hiperidentitaria y a derecha vengativa y burda. Huele a impunidad. No me siento orgulloso de mi país. Ni de la mayoría de personas que lo habitan. Me da vergüenza España. Su monarquía, su cultura actual, su música, su televisión, su cine, sus ídolos, su periodismo, su lacayismo transversal y enfermizo, su idiosincrasia, su mediocridad rampante. Pero, sobre todo, me da vergüenza esa gente que cree en eso que llaman patriotismo. En esa manía de agrupar a la gente por tus santísimos cojones en base a la nada, obviando el bien común y la solidaridad, que son los valores primigenios sobre los que cualquier persona con algo de honradez querría pertenecer a algo que puedas llamar país.
Porque eso es lo peor, esa gente que porta banderas no tiene nada en su interior. No representa nada, absolutamente nada, más que ignorancia, tópicos e ira. No tienen nada constructivo que ofrecer. Solo saben lo que odian, pero no lo que quieren. Son esos que dicen que no hay que reabrir heridas, cuando ellos son la puta herida sangrante de este país. Y así llevamos 80 años.
Quién viviese en Madrid para borrar a esa basura de mi vista, ya que en mi región, empobrecida y miserable, ordenan y mandan. Dentro de dos martes, por favor, id a votar, aunque solo sea por demostrar a los que vienen detrás que la libertad puede ser mucho más que esta España.