A veces, para demostrar ciertas cosas, hay que acordarse de las buenas ideas de los malos. Porque los malos tienen buenas ideas, aunque algunos no lo crean en este mundo infantilizado, híbrido entre la sacristía, la piruleta y la vieja del visillo.
Hasta la fecha, y mientras no se demuestre lo contrario, la mayor operación de falsificación de moneda de todos los tiempos fue la operación Bernhard, promovida inicialmente por el jefe de Seguridad del III Reich, Reinhard Heydrich, y ejecutada posteriormente por un oficial de las SS, Bernhard Krüger, que dio nombre a la operación. Tirando por aproximación, y con los debidos tributos a la corrección política del momento, se hizo una película sobre ello: los falsificadores.
Naturalmente, en un tema como ese, hay versiones para todos los gustos, pero la más aceptada es que al final consiguieron colocarle al gobierno británico el equivalente a lo que hoy sería medio billón de euros y que el evento merece un lugar en los momentos estelares de la historia del hostiazo.
Los ingleses, que nunca consiguieron distinguir los billetes fabricados por los nazis de los auténticos, optaron por dar por buena la falsificación e ir retirando el dinero de la circulación poco a poco. La Gestapo llegó a mandar a un agente a Londres para conseguir un certificado del banco de Inglaterra que afirmase que el dinero era bueno. Creo que recordar que ese punto de recochineo sale incluso en la película. Para que luego digan que los alemanes tienen poco sentido del humor.
Lo interesante del asunto, sin embargo, es otra cosa:
Imprimir dinero y tirarlo sobre la gente es una idea tan cojonuda que es lo que piensa el enemigo cuando se ha quedado sin armas y piensa todavía en el modo de darte por culo. A ver, amigos, ¿Seguro que es una idea tan buena eso de imprimir dinero para pagar los gastos? ¿de verdad pensáis que los nazis estaban pensando en rescatar a Inglaterra?
Seguro que la intención era esa.
Venga hombre, no jodamos.
Y si los Bancos Centrales están haciendo con nosotros lo que los nazis querían hacer con Inglaterra, más nos vale desconfiar... Algo va mal cuando quieren hacernos creer que Heydrich tuvo una idea humanitaria.