Los ignorantes y los cobardes

Una de las razones por las que la pandemia está siendo más grave en Europa es la fragmentación del territorio. Cuando no se pueden tomar medidas coordinadamente, la eficacia disminuye en varios órdenes de magnitud. Por ese motivo, países más coordinados han logrado extraer mayor valor de sus sacrificios, mientras que aquellos más fragmentarios en sus decisiones ven como les va peor.

Sin duda, hay excepciones en todos los sentidos, unas veces debidas a que no se ha hecho gran cosa, y otras a que las condiciones del país no ayudan a que nada funcione, pero tener 27 gobiernos en la Unión Europea no nos ha ayudado nada.

Y el caso es que lo sabemos. Y aún así, en España, se divide la gestión entre 16 comunidades autónomas que toman los datos por su cuenta, los pasan cuando quieren y son más o menos estrictas con las medidas tomadas, según sus medios, su humor y sus encuestas de intención de voto.

Los hechos son los que son: hay decenas de gráficos circulando pro ahí que ilustran la movilidad en España. Los cierres perimetrales son una broma. Los confinamientos de ciudades son un chiste. La lista de excepciones da la vuelta a dos manzanas y, sólo los municipios que son limítrofes entre dos comunidades suman miles de kilómetros de fronteras inexistentes.

¿De qué se trata? ¿De echar balones fuera y responsabilizar del próximo desastre a la irresponsabilidad de los ciudadanos? ¿De gestionar los fondos, por los que ya todos se pelean, pero no los problemas?

Sin una respuesta única, estamos perdidos. Pero entendedlo bien: hacen falta las dos cosas: que haya una respuesta, y que sea única.

A lo primero se oponen los ignorantes. A lo segundo, los cobardes.

Y así estamos.