Dicen que durante la Navidad de 1943, sólo cinco guardias vigilaban un campo de concentración nazi. Lo leí en alguna parte, y no recuerdo dónde, así que no puedo dar el nombre del Campo. ¿Dachau o Belsen quizás? Si alguien tiene el dato y lo comenta, le quedo agradecido.
Alrededor de 6000 presos y sólo cinco guardias. Y no hizo falta más.
También es conocida la historia de cuántos soldados alemanes ocupaban Francia en 1944. Alrededor de 80.000 para un país de cincuenta millones de habitantes. Los franceses, en realidad, casi se estaban ocupando a sí mismos, porque nadie echó la cuenta.
La cuestión es que a partir de un punto nos acostumbramos de tal modo a obedecer que ya da igual que aflojen la presión: seguimos obedeciendo y seguimos permitiendo que nos opriman, o incluso que nos asesinen. La presión sirve para quitar al a los administrados el deseo de luchar y la voluntad de rebelarse, y una vez que esto se ha conseguido, ya no es necesario malgastar recursos en continuar con al represión, más allá de algún acto aislado, a modo de recordatorio.
Y creo que vamos por ese camino: nos suben la luz, nos suben los impuestos, nos amenazan con cobrar las autovías y encarecer los combustibles, nos oprimen con normativas pensadas para estorbar nuestra vida y ya nos da igual. No hay ni una protesta. No hay coste. Los partidos opresores, cada cual en su territorio, siguen turnándose sin problemas y sin que se atisbe el final de su alternancia.
Vamos camino de la Navidad de los cinco guardias, de la autoocupación de nuestra tierra y nuestro futuro. La pandemia sólo ha servido para enseñarnos servilismo y resignación, entre los eunucos que temían hasta a su sombra y los carceleros de balcón.
Y si no ha sido bastante, habrás más vueltas de tuerca. ¿Por qué no?