Hay que buscar un nuevo enfoque contra la violencia de género

Los hechos están ahí, y son tozudos. Las cifras de mujeres asesinadas no descienden, con todo lo que se ha gastado, con todo lo que se ha insistido en el asunto, con todo los observatorios, miratorios, fisgatorios y demás chorradas bien remuneradas que se han creado a lo largo de estos años. Se sigue asesinando a las mujeres a velocidad de crucero.

Cuando una cosa no funciona y se piede que se redoble su uso, estamos ante el magufismo de la parafarmacia, pero a nivel legislativo. ¿Tiene usted cáncer? Una aspirina. ¿No se cura? Pues dos. Y si no, tres. Es cuestión de dedicar recursos a comprar más aspirinas hasta que curen el cáncer. Con dos cojones. La cosa es fantástica si eres el fabricante de las aspirinas, pero en caso contrario hay que pensar en otra cosa.

Poner contadores en los ayuntamientos y las diputaciones es macabro y no funciona. No me imagino a nadie que, pensando en asesinar a su mujer, se vaya a echar atrás por uno de esos contadores. O por miedo al minuto de silencio. Dejémonos de chorradas.

Este año, y acabo de buscar el dato y ponerlo aquí, vamos por casi 250 muertos por ahogamientos. Por si alguno lo esperaba, no voy a hacer la comparativa con las mujeres muertas a manos de sus parejas, pero ya he visto que en algunas administraciones se están planteando medidas serias para evitar que la cifra siga creciendo. Y lo que está claro es que hasta ahora no se ha hecho gran cosa.

Muchas tragedias no son evitables. Habrá siempre muertes por deudas, por ajustes de cuentas, por celos, por una linde o por una trifulca de tráfico. Por lo pronto, casi todos nos oponemos a que la gente pueda tener un arma en casa y eso reduce las cifras. Funciona. ¿No habría algo que funcionase para evitar que ciertos energúmenos asesinaran a sus parejas? Hay que buscarlo. Hay que pensar. Hay que abandonar los razonamientos simplistas y agresivos, hay que evitar la culpabilización de los inocentes y buscar algo que funcione y que esté libre de sospecha de ser una simple mina de oro acotada para unos cuantos.

¿Qué se puede hacer? Tampoco tengo una solución mágica, pero desde luego es algo distinto a lo que se está haciendo. Quizás haya que analizar más de cerca cada asesinato para no englobrlos todos bajo la etiqueta de "machismo", y a tomar por saco. Volviendo al ejemplo de antes, los científicos no se han conformado con decir "cáncer", sino que han buscado toda una suerte de tipologías para enfrentar mejor cada variedad.

Está el que mata a su mujer porque la considera de su propiedad y no admite que rompa con él y se vaya con otro. No tengo ni puta idea de lo que se podría hacer con semejante variedad de cavernícola.

Está el que mata a su mujer porque no le dejan ver a sus hijos o lo han puesto en la calle tras un divorcio. A lo mejor hay que corregir ciertos desequilibrios para que la gente no sienta que ya no tiene nada que perder. O peor aún que tiene algo que ganar, como en algún caso tristemente conocido.

Está el que mata a su mujer porque la orden de alejamiento lo ha privado de su medio de vida. Quizás con la tecnología actual se podría plantear eso de otro modo para reducir riesgos.

Hay muchas casuísiticas, y muchas sin remedio posible, pero es necesario analizar cada caso para saber qué hay detrás de estas desgracias y ver qué puede hacerse para que las muertes se reduzcan.

Sguir como hasta ahora es necio, interesado y miserable.