Comenzó su carrera política a los 25 años como asesor de Paco Granados, aunque su salto a la fama comienza con ese “imbécil” con el que definió a Javier Bardem por dar a luz a su hijo en Estados Unidos y no en Cuba, aseveración curiosa viniendo de un chaval que mintió para meter en su currículum un máster en Harvard que luego resultó ser un cursillo en Aravaca. La vida de Casado es esa comedia que hoy escribirían el tándem Berlanga-Azcona si quisieran radiografiar lo que es el Partido Popular, y ya de paso, las universidades privadas de este país.
Es jodido pensarlo. Años y años trepando, aguantando humillaciones, perpetrando maquinaciones, soportando esa sociopática y tóxica alternancia de frialdad y cercanía de los tótems del partido (Aznar y Aguirre), para que, una vez que logras alcanzar la cima de esa agencia de colocación que te dio empleo, casa, esposa y liderazgo, te echen 3000 viejos del Barrio de Salamanca sin otra cosa que hacer una mañana laboral que lanzar espumarajos y eslóganes esquizoides en la puerta de la sede de tu partido. Jubilados que, no lo olvidemos, ojo, no gritaban “Feijoo, Feijoo”, gritaban otra cosa.
Pero volviendo al tema, la estrategia de este Ninette desustanciado y su señor de Murcia estos últimos días pasará a la historia como el trampantojo político más delirante y suicida de la democracia de este país.
Nadie cavó su fosa de forma más rápida y eficaz. Convocatoria de elecciones innecesarias en tu santuario político, campaña electoral fernandoestesiana rozando la zoofilia, espionaje estilo TIA de Ibáñez, filtraciones torpes a la oposición vía whatsapp, acusaciones gravísimas a la principal rival política que acaba elevada a los cielos con el catalizador imbatible del victimismo y muerte atroz por envenenamiento totalmente detectable en sangre de todos aquellos que te elevaron a los altares.
La traición de sus hermanos no ha hecho más que retratar al PP como lo que siempre ha sido: un nido de víboras trepadoras, temerosas de perder su único sustento. Pero bien es cierto que algunos han quedado más en evidencia que otros. Sin ir más lejos, la perfidia de López Miras en Murcia no solo ha sido flagrante, sino que ha demostrado la insoportable volubilidad de un tipo que no tiene miedo ninguno a los pasteles de carne, a pactar con VOX y a vender a su madre por 2 años más en el poder. Patético.
Casado nunca tuvo un proyecto, pero eso es perdonable. Tampoco lo tenía Rajoy y acabó ganando las elecciones. La derecha no necesita un plan a largo plazo, pero si necesita un señuelo que no tenga los pies de barro y Rajoy tenía algo que Casado no: fortaleza. Pablo ha sido siempre un ser frágil, dubitativo, cuyo discurso ha oscilado, cual veleta espídica, del centro moderado a la ultraderecha más cañí, trufando todo este delirio con frases que parecían escritas más por el equipo de guionistas de El Mundo Today puesto de maría hasta las cejas, que por un grupo de asesores de 4000 euros/mes.
Además, un líder no puede conducir un partido con los ojos puestos únicamente en las encuestas internas, porque al final te lo nota hasta el votante más imbécil, y mira que de esos, Casado tenía para aburrir, pero una cosa es ser un cretino con una neurona para votar y otra para limpiarte el culo y otra, ser ciego.
A la incapacidad de Casado hay que sumar la clave de su caída, la mediocridad de Teodoro García Egea, una suerte de Alfonso Guerra Hacendado que, de no haberse apuntado a NNGG, no habría sido más que ese compañero trepa, que se queda enquistado durante toda su carrera en ese puestecito seguro de pelota oficial del jefe, en una empresilla de esas que tienen su sede en algún polígono industrial en las afueras de Murcia. Pues bien, un tipo de esa altura intelectual, infame orador, patético estratega, ha ocupado durante varios años el puesto nº 2 del principal partido de la oposición. Resulta aterrador el solo hecho de pensarlo, como también lo es que la izquierda, con esta banda de incompetentes, no haya sido capaz de alejarse en las encuestas.
Hoy, el amigo de los cerdos y las vacas, el creador de la "España que madruga" que no ha madrugado en su puta vida , el de "las fosas de nosquién", el de la remolacha, el pionero que descubrió que la energía solar no funciona, ha llegado al Congreso con el runrún de la mofa y la derrota, acompañado del único apoyo que le quedaba, Pablo Montesinos. Salvo este chavalín de bajísimo perfil, con oratoria de cura de provincias, todos, absolutamente todos, le han ido clavando el cuchillo de forma progresiva, escalonada, casi como si hubiesen hecho ordenada cola para alargar el dolor en el tiempo y convertir estas 24 últimas horas en una interminable crucifixión mediática.
En la sesión de investidura, Casado le dijo a Sánchez que “a todo felón le llega su final”.
Hoy, Pablo, ha acabado comprobando, por la vía más cruel, que presidía un partido de felones. Una corte de felones que no te ha echado por tu máster de cartónpiedra, ni la mitad de la carrera de Derecho express. Tampoco por intentar boicotear la llegada de los fondos europeos a España.
Te ha echado por denunciar algo denunciable, te ha echado, en sumo, por no saber que el PP no es un partido, amigo Pablo. Por no saber lo que en fondo si sabías, que el PP no es más que una mafia. Y qué mejor nuevo jefe para reconducir a la mafia que uno que sabe escoger mejor sus amistades...